miércoles, noviembre 1

A las esposas

No sería adecuado habernos referido a la responsabilidad de los esposos y no hacerlo a las esposas. También ellas tienen responsabilidades dadas por Dios.

Efe.5:22-24 —La palabra que resalta aquí es estar sujetas: “sujetas a sus propios maridos”.

Ver.24 “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”.

Decíamos cuando hablábamos a los esposos que las esposas deben sujetarse a nosotros como se sujetan al Señor.

Este versículo 24  nos habla de que las casadas deben estar sujetas a sus maridos como la iglesia está sujeta a Cristo.

Pero sabemos que la iglesia no es perfecta en su sujeción a Cristo, su Esposo.

¿Cómo pretenderemos que nuestras esposas lo estén a sus esposos?

Sin embargo, deberemos entender que tanto la iglesia como la esposa, deben hacer lo mejor para estar sujetas a sus maridos: —Lo mismo la Iglesia a Cristo, como la esposa a su esposo.

La Iglesia debe sujetarse a su Esposo para que funcione bien. Y lo mismo la esposa debe sujetarse a su esposo para que le vaya bien. De otra manera, la iglesia tendrá problemas y los matrimonios también. Una iglesia que no se sujeta a Cristo es una iglesia rebelde. Y una esposa que no se sujeta a su marido es igualmente una esposa rebelde.

Uno de los problemas que yo veo en los matrimonios de hoy es que la mujer está tomando responsabilidades de liderazgo fuera y dentro del hogar. Y esto fácilmente puede llevar a la competencia entre los esposos. Y nunca diremos que las esposas no puedan tener responsabilidades, pero no podemos olvidar que en el hogar Dios ha puesto un orden. —Y cuando Dios hace algo, eso es BUENO.

Lo mismo que dijimos que el esposo que muestra amor y respeto por su esposa, tendrá más fácilmente la sumisión de sus esposa.

También debemos decir que una esposa que se rebela ante la autoridad dada por Dios a su marido, encontrará que estará perdiendo el amor de su esposo. La rebeldía con facilidad puede engendrar la ira, el enfado, la decepción, la incomodidad y el odio.

El esposo que no ama a su esposa se está rebelando al mandamiento del Señor con respecto a su responsabilidad en el hogar.

Y la esposa que no se sujeta a su marido se está rebelando al mandato de Dios con respecto a su responsabilidad en el hogar. — ¡Y ambas cosas son rebeldía! Y si el esposo y la esposa están en rebeldía delante de Dios, ¿Cómo piensan que irá su hogar?’ ¿Cómo piensan que encauzarán a sus hijos en las verdades de Dios?

Las esposas deben considerar estas cuatro cosas:

  1. Deben sujetarse a sus propios maridos. No tienen por qué estar sujetas a otros hombres; a excepción de que sean sus jefes. Pero el esposo es la primera autoridad de la esposa.
  2. Debe amarlo, como leemos en Tito 2:3-4 “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; 4 –que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos…”. 

Esto es algo que se ha perdido para nuestro mal. Se pierde el consejo de las mujeres maduras.

  1. Las esposas deben ser: Ver.5 “…prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.

Las mujeres expertas deben enseñar a las esposas jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a estar sujetas a ellos, etc. —Una mujer rebelde no es un buen testimonio para los incrédulos.

1Ped.3:1-2 nos dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas…”.

  1. Las esposas deben ser castas y modestas en su porte. El atavío de las esposas…

“no sea el externo…/… sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

La atracción de una mujer no debe estar en llamar la atención a su cuerpo, sino a su rostro. El verdadero atractivo es un corazón afable y apacible.

Pro.31:30 “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada”.

Recordad esposas: Pro.14:1 dice: “La mujer sabia edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba”.

¿Qué tipo de esposa quieres ser? Haz tu parte y ora por tu marido.

No intentes todo el tiempo cambiar a tu marido; ora todo el tiempo por él y deja que sea el Señor quien le cambie usando tu conducta respetuosa.