La Palabra preservada

Isa.40:8 “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”.

Hoy en día hay muchos evangélicos, modernistas y liberales que cuestionan el hecho de que las Sagradas Escrituras hayan sido preservadas a través de los siglos.

No creen que tengamos la Biblia que Dios inspiró a grandes hombres de Dios que Él escogió para revelar su Palabra.

Pero hay algo que considerar y razonar antes de hacer tal declaración:

  1. Si Dios dio Su Palabra para que le conociésemos, ¿habría de dejar en manos de los hombres sin tener Él mismo cuidado de ella? —Era demasiado importante como para abandonarla a su suerte.

Los hombres son malos por naturaleza desde Adán, y el Señor lo sabe.

Además, Él sabía, en su omnisciencia, que se levantarían hombres corruptos, como Arrio, Eusebio de Nicomedia, en el siglo IV. Y muchos otros a través de la historia. Y en el siglo 19 los falsos Testigos, los Mormones, Wescot y Hort y algunos otros.

  1. Si Dios no ha sido capaz de preservar su Palabra, ¿cómo podríamos pensar que Él es omnipotente? No lo sería si no fue capaz de salvaguardar su Palabra hasta el fin.
  2. Si la Palabra de Dios ha llegado hasta nosotros corrompida, ¿qué seguridad tendríamos de que Juan 3:16 es verdadera promesa de Dios? ¿Cómo sabríamos que hay cielo e infierno? ¿Cómo sabríamos que Cristo es Dios?
  3. Si Dios decidió revelarse a los hombres y escogió a hombres santos y fieles para revelarles su Palabra, ¿cuál sería su interés por nosotros si no la hubiese preservado?

Pobre conocimiento de Dios tienen estos Modernistas, Liberales y Neo-evangélicos mientras miran a Dios como una víctima incapaz de hacer prevalecer Su Palabra de hombres corruptos.

Tenemos un claro ejemplo en el pueblo de Israel.

Al Igual que las  Santas Escrituras, el pueblo de Israel ha sido perseguido, odiado, masacrado, hombres malignos han buscado su aniquilación a través de los siglos.

Pero Dios había hecho una promesa: Que devolvería a su pueblo a la tierra que les había prometido.

—Y es evidente que lo ha hecho en el año 1948.

  • ¿Quién prevaleció, el pueblo de Israel o los que querían destruirlo?

Lo mismo podemos decir con la Iglesia del Señor: —Muchos han perseguido a la Iglesia, desde los tiempos romanos hasta nuestros días queriendo que desapareciese de la faz de la tierra.

  • ¿Quién ha prevalecido? —La iglesia sigue adelante en el siglo XXI.
  • ¡La verdadera Iglesia sigue en pie!

¿Sabéis por qué? — Porque Cristo dijo en Su Palabra: “edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Y es por eso, —y no por ninguna otra razón— que la iglesia prevalece y prevalecerá hasta del día del Arrebatamiento.

Isa.40:8 “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”.

Ochocientos años después el Apóstol Pedro repite lo mismo:

1Pe.1:24-25 “Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 –Mas la palabra del Señor permanece para siempre”.

Tras ochocientos años desde Isaías, la Palabra no se había perdido.

Y es que el Señor Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

—Y todavía no han pasado ni el cielo ni la tierra.

Lo mismo que el pueblo de Dios ha sido perseguido a muerte.

—Lo mismo que la verdadera iglesia ha sido perseguida a muerte.

También la palabra de Dios ha sido perseguida, prohibida y quemada a través de los tiempos.

A pesar de que siempre ha tenido enemigos religiosos, detractores incrédulos y tergiversadores perversos, la Palabra de Dios permanece para siempre.

Dios, que la dio, es poderoso para mantenerla y preservarla hasta el final.

Todavía hay un pueblo de Dios: Israel.

A pesar de la corrupción y la apostasía, todavía existe la iglesia verdadera.

Y a pesar de los hombres que la han corrompido, todavía tenemos en nuestras manos la verdadera Palabra de Dios guardada y preservada.

Solamente que hemos de guardarnos de las falsas iglesias y de las falsas traducciones.

Hno.: Mira que estés en una iglesia verdadera y no en otra.

Y mira también que tengas la Palabra preservada y no otra.