miércoles, noviembre 1

La abominación de los egipcios

Éx.8:25-26

El contexto de estos versículos era los castigos en forma de plagas que Dios estaba enviando sobre Egipto. En plena plaga de las moscas Faraón llama a Moisés para ofrecerle un trato:

Ver.25

“Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra”.

Algo así como decir: “Mira, voy a ser bueno: Te voy a dejar que adoréis a vuestro Dios pero a condición de que sea aquí en la tierra de Egipto”. “No hace falta que salgáis de Egipto”. Satanás hará siempre lo posible que aquellos que desean salir del mundo no lo hagan.
Si quieres adorar a Dios, vale, pero hazlo aquí.

Me temo que muchos hoy en día han aceptado este trato del diablo: – Adorar a Dios sin salir del mundo.

La respuesta que da Moisés es una lección muy grande. Fijémonos qué dice:

Ver.26

“Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los egipcios”.

Hay dos lecciones sencillas aquí.
1. Para adorar de veras hay que salir de Egipto.
2. Para adorarle de verdad hay que ofrecer algo diferente de lo que hay en Egipto.

¿No vemos cómo en nuestros tiempos se le ofrece a Dios lo que se recoge de “Egipto”? La música, la forma de vestir del creyente, el lenguaje, la filosofía, el estilo de vida…
¿No es todo esto ofrecer al Señor la abominación de los egipcios? ¿Podemos pensar que nuestro Dios Santo estará contento con todo esto? ¡Cómo me recuerda esto la actitud que tuvo Caín!

Él ofreció a Dios del fruto de la tierra. Esto denota el poco cuidado que tuvo al adorar a Dios.

Gén.4:4b-5

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya”.

Hnos.: Aquí hay algo que debemos entender. —¡Hay ofrendas que no agradan a Dios! ¡No todo vale para con nuestro Dios que es tres veces santo!

Y fijémonos que el texto nos dice que el Señor no miró con agrado ni a la ofrenda, ni a Él. No sólo es desagradable la ofrenda, sino el que la ofrece también es desagradable delante de Dios. ¿Y cómo es posible que no haya más creyentes que se den cuenta?

Si leemos con detenimiento el salmo 96 lo veremos de forma clara.

Sal.96:4-9

“Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Temible sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Pero Jehová hizo los cielos. Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y gloria en su santuario. Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrendas, y venid a sus atrios. Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”.

Porque nuestro Dios es grande, es digno de la alabanza suprema.
Debemos preguntarnos: ¿Cuán grande y digno es nuestro Dios?
Nos dice también: “Dad a Jehová la honra debida a su nombre”. —¿De qué tipo de honra es Él digno?

Dice además: “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”. Esto nos habla de adorarle en santidad. La santidad es hermosa. La santidad es lo contrario de lo inmundo y profano. Dios es Santo. Habita en la santidad.

¿Cómo pues podremos llevar delante de Él lo inmundo y profano y pretender agradarle y adorarle?
¿Creéis que el rap, el rock, el hip hop, el reggaetón, el merengue, la bachata, la rumba, la salsa, la balada, la música pachanguera, la música romántica etc., etc., pueden agradar a Dios?

Hnos., ¿qué inspiran estas músicas? ¿En que se inspiraron los que las componen? ¿No es todo esto “producto de la tierra”? — ¿No es abominable ante Dios? —¿No es de Egipto?
Moisés decía a Faraón: —No podemos ofrecer a nuestro Dios las abominaciones de los egipcios.
No todo lo que lleva el nombre de Dios o de Cristo es necesariamente agradable a Dios.
En realidad, en vez de alabar a Dios estaremos blasfemando su nombre envuelto en las abominaciones de los egipcios.

Si damos oído a estas músicas estaremos mostrando nuestro agrado a lo que Dios realmente abomina.

Hemos de adorar a Dios de acorde a su santidad. La música mejor y la letras más sublimes deben ser para nuestra adoración a nuestro Dios.