miércoles, noviembre 1

Andando hacia la madurez

Gén.17:1-8

La frase: “anda delante de mí y sé perfecto”, tiene una gran enseñanza también para nosotros los creyentes

del siglo XXI.

Todos conocemos algunos de los errores que Abram cometió antes de este momento.

El más grave fue, sin duda, el tener un hijo de Agar, la sirvienta egipcia de Sarai.

Dios se le presenta a Abram como El Todopoderoso. —El Shaddai. = El sustentador; el Todo-suficiente.

¿Por qué Dios se presenta así ante Abram?

—Porque Abram había pensado que para que se cumpliese la promesa de Dios de darle un hijo,

él tendría que hacer algo de su parte.

Quiso “echarle una mano” a Dios para ayudarle a cumplir su promesa.

Ahora el Señor le está diciendo: Abram, yo no necesito a nadie para cumplir mis promesas. Yo soy el Shaddai.

Te he dicho que tendrás un hijo, y que las promesas que te he dado serán a través de él.

No necesito a nada ni nadie para cumplir, por ejemplo, que en ti serán benditas todas las naciones de la tierra.

No necesito nada fuera de mi para cumplir en la promesa de darte un hijo.

Cualquiera de las promesas que te he hecho yo soy suficiente para cumplirlas.

Y este pensamiento sirve para nosotros también.

Nuestro Dios no necesita que le ayudemos para cumplir con las promesas que nos ha hecho.

Él es el Todopoderoso —El Shaddai. El Todo-suficiente.

El que sólo se necesita a sí mismo para cumplir con lo que promete.

Y le dice a Abram: Lo que tú tiene que hacer es esto: “anda delante de mí y sé perfecto”.

Anda. Esto bien puede expresar el andar en la fe. —La fe puesta en movimiento.

Este “anda” nos recuerda lo que Santiago dice en el capítulo 2.

Sant.2 “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. 

La fe no se tiene porque se diga tener, se tiene por sus manifestaciones.

Si no hay manifestación de vida es que está muerto.

También nosotros tenemos un dicho popular y cierto: “El movimiento se demuestra andando”.

Abram debió pensar que quizá podía ayudar a Dios para el cumplimiento de su hijo heredero.

Y tomando a Agar, Dios podría cumplir su promesa, ya que su esposa era estéril y anciana.

Pero el Señor le dice: Abram, anda; ponte en marcha; camina sobre mis promesas y no te apartes para

intentar ayudarme.

Y presentándose a él con el nombre El Todopoderoso, le estaba diciendo: Abram, no te necesito para

cumplir con mis promesas. —Tú ocúpate en andar.

Pero, el Señor no le dijo solamente que debía andar, sino cómo debía andar.

Delante De Mí. Esta frase nos indica que Abram debía andar consciente de la presencia de su Dios.

Esto me recuerda una de mis frases preferidas: “Reconócelo en todos tus caminos”.

Anda por donde yo te digo, Abram, y te irá bien siempre.

Anda confiando en mí. —No olvides que yo siempre estoy presente.

—Haz todo en tu andar pendiente de que estás en mi presencia.

Este pensamiento debiera ayudarnos a andar mejor en nuestra vida, pendientes de lo que a Dios le agrada.

Hemos de reconocer que siempre estamos delante de Él.

—Nuestros pasos no están escondidos de su presencia.

Muchas veces olvidamos esto y tratamos de ser de buen testimonio ante los hombres.

Pero se nos olvida que el testimonio que realmente vale es el que nuestro Dios pueda ver en nosotros.

Por último, el Señor le dice:

Sé Perfecto. Esto puede entenderse como el resultado de andar delante de Dios.

Cuando la fe se pone en marcha y somos conscientes de su presencia constante en nuestras vidas, el

resultado es que más y más nuestras vidas están de acorde a los planes de Dios.

Y esto es lo que trae la perfección bíblica.

La palabra perfecto en la Biblia no significa inmaculado; significa maduro, útil para lo que ha sido creado.

Pablo habló de este deseo suyo de proseguir hacia la perfección.

Fil.3:12 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello

para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”. 

Hnos., mientras andamos delante de Dios y conscientes de su presencia estaremos dirigiéndonos hacia la

perfección.

Quiera el Señor ayudarnos cada día más a andar delante de Él y ser más y más perfectos (maduros).