No todos responden igual

Juan 11:45-46 LEER

Muchas veces cuando hablamos con la gente nos dice más o menos, si veo creeré. Nadie ha venido del mas allá; no he visto a nadie que haya resucitado. Es tan curioso que haya tantas cosas que no ven y se las creen.
1. Se creen que venimos de los monos, y nadie ha visto el supuesto eslabón perdido.
2. Creemos que de nada puede salir algo cuando creemos en el Big Bang.

La Biblia nos presenta casos de lo que estamos diciendo:
El caso de el rico y Lázaro.
El rico pensaba que si sus hermanos podían ver a Lázaro vivo, entonces creerían. Pero la respuesta de Abraham fue muy clara: “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”.

Luc.16:30-31

“El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”.

Hnos. “La incredulidad puede ser más fuerte que los milagros más grandes”. A.S.
En el caso del texto que hemos leído podemos verlo claramente. Estaban ante un milagro flagrante: La resurrección de Lázaro. Sabiendo que Lázaro llevaba ya cuatro días muerto, ¿no era para que todos los que estaban allí creyeran? Sin embargo, hemos leído que “algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho”. Por supuesto que habían visto el milagro: “Les dijeron lo que Jesús había hecho”. No podían dejar de decir, ni negar lo que habían visto. Pero si hubiesen creído no habrían ido corriendo a los fariseos para decírselo.
Y esta es la lección de hoy. No todos responden igual ante un mismo hecho.

Y esto es algo que ha ocurrido desde el principio de los tiempos.
Caín y Abel tuvieron la misma influencia de sus padres, pero la respuesta a la enseñanza fue muy distinta.
Los doce que fueron a investigar la tierra prometida no concluyeron de la misma forma.
El caso del endemoniado de Gadara. Los que cuidaban los cerdos, al ver lo que sucedió fueron a dar aviso a los de la ciudad. Aquellas gentes vieron al endemoniado. Cuando llegaron:

“vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo”.

¿Y qué hicieron? Nos dice el texto en Luc.8.37-38

“Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor”.

¿Qué respuesta tan diferente encontramos en el endemoniado? Mientras que la multitud le rogaba que se marchase, el endemoniado le rogaba al Señor que le dejase estar con Él.

Ver.38

“Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él”.

Está claro que no todo el mundo responde igual ante la misma situación. También podemos ver esto en nuestras propias iglesias. Se predica la Palabra de Dios igual para todos, pero vemos respuestas muy distintas. Bajo una misma predicación y enseñanza encontramos distintas reacciones. Unos responden positivamente mientras que otros reaccionan negativamente.

Aún en una misma familia podemos ver esto mismo: Salen hijos dóciles y otros rebeldes.
Hnos., el problema está en el corazón. Ahí está el profundo abismo del que sale tanto una reacción como otra. Entran las misma palabras; los mismos hechos, las mismas experiencias, pero las reacciones que salen del corazón después pueden llegar a ser muy diferentes.

¿Cómo está nuestro corazón? —¿Qué actitudes salen de él? —¿Cómo respondes a lo que oyes?
Prov.28:14

“Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal”.

Quiera el Señor trabajar en nuestros corazones para que sepamos responder adecuadamente a Su Palabra.