¿Qué es eso que tienes en tu mano?

Éxo.4:1-18 LEER

En el cap. 3 Dios le encomienda algo que a Moisés le parecía imposible: Sacar al pueblo de su esclavitud. Moisés, como buen humano, le decía al Señor:

“He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová”.
Pero el Señor le tiene que decir: “¿qué es eso que tienes en tu mano?”

El Señor, de forma condescendiente, pasa a hacerle ver lo que Dios puede hacer cuando es Él quien envía. Vemos que le manda que eche la vara en el suelo; y se convirtió en culebra. Leemos que el mismo Moisés huía de ella. —Así de real era aquella serpiente.

De aquella forma Dios estaba tratando de hacer entender a Moisés, que no estaba en él el poder de librar. No era él quien tendría la elocuencia, la habilidad o la fuerza para sacar a todo un pueblo de la esclavitud de Egipto. De alguna manera Dios le está diciendo: «Moisés: si no te creen, yo haré que te crean».

En toda esta historia encontramos una lección muy sencilla y grande a la vez.
Veamos por un momento: ¿Qué tenía Moisés en su mano? —Acaso ¿un cetro de rey? —¿Una lanza? — ¿Una espada?… ¡No! Tenía un trozo de madera muerta; era una rama seca, sin vida, que había recogido del campo para apacentar las ovejas. Pero ¿qué hizo Dios con aquella vara? Con aquella vara Dios hizo los grandes milagros de las 10 plagas. Es posible que los egipcios temieran aquella vara preguntándose: cuál sería el próximo mal que les haría aquella vara.

Más tarde con aquella vara se abrieron las aguas del Mar Rojo. Se hicieron dos muros a un lado y al otro para que pasaran por tierra firme. Por aquella misma vara se cerraron las aguas cogiendo en medio a todo el ejército de Faraón.

Más adelante por medio de aquella vara Dios hizo que salieran aguas de la peña de Horeb. ¡Cuántas cosas llegó a hacer el Señor usando aquel trozo de madera!

La lección de nuevo es bien sencilla.
Dios puede usar cualquier cosa que tengas en tu mano.
Dios usó a Moisés, es cierto, pero también usó su vara.
Dios uso a Josué, pero también usó a Rahab y luego a las trompetas para derribar los muros de Jericó.
Dios usó a Sansón, pero también usó la quijada de asno para matar a mil filisteos.
Dios usó a David, pero también usó la piedra de su honda para matar a Goliat.

Hno./a., quizá lo que tú tengas en tu mano no sea gran cosa. Puede que tus habilidades no sean extraordinarias. Pero una cosa es cierta: Dios puede usar lo que tengas en tu mano.
¿Qué es eso que tienes en tu mano? Muchas veces estamos esperando tener grandes dones o habilidades para servir al Señor. —Esto es un error.

Todo aquel que quiera servir al Señor de veras encontrará “alguna vara en su mano”. Es un engaño del diablo pensar que solamente se puede servir a Dios con grandes dones. Una iglesia local necesita tanto del pastor, anciano o diácono, como a los que tocan algún instrumento, como a los que limpian, los que pueden arreglar cosas o hacer una estantería o un armario. Hacen falta aquellos que se dedican a orar por aquellos que predican.

Hemos dicho que Dios usó a Moisés, pero también usó la vara.
Dios usó a Josué, pero también las trompetas. —Las trompetas fueron su vara.
Dios usó a Sansón, pero también la quijada de asno. —La quijada fue su vara.
Dios usó a David, pero también usó la piedra de su honda. —La piedra fue su vara.
Dios puede usar al predicador, pero también a aquél que ora por él. —Éste será su vara.
En una iglesia local Dios da varas para usarlas en el ministerio de una forma o de otra.

Nadie tiene por qué estar ocioso en la Casa de Dios. Pero hay que preguntar: “¿qué es eso que tienes en tu mano?”

Hno./a., si solo tienen una vara, deja que el Señor la use para su gloria. Está por ver lo que Dios puede hacer con la vara que tú tengas en tu mano. Échala a sus pies y dile al Señor: Señor úsala. Y verás las cosas que Dios puede hacer con ella.