Dios usa personas

Mat.16:13-18 Son multitud los casos que en la Biblia podríamos poner como ejemplo de que Dios usa personas para llevar a cabo su obra.

Bástennos algunos casos para poder reflejar esta verdad que hoy por hoy parece que se nos olvida.

Ni qué decir tiene que Dios puede prescindir de las personas para llevar a cabo su obra entre los hombres.

Cuando hizo el universo, no necesitó a nadie más que a sí mismo para crear todas las cosas de la nada.

También Él preparó nuestra salvación antes de tan siquiera habernos creado.

Sin embargo, en su voluntad y soberanía Él quiso contar con los hombres para llevar a cabo ciertas obras.

Por ejemplo: Dios abrió el Mar Rojo. — Nadie más pudo hacerlo. Dios pudo hacerlo hecho sin contar con Moisés, sin embargo, le dijo a Moisés: “…alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”.

¿Tenía poder Moisés para abrir las aguas?  —NO. ¿Pudo Dios haberlo hecho sin contar con Moisés? —SI.

Pero Dios quiere usar personas para llevar a cabo su obra.

Cuando David pecó con Betsabé Dios uso a un hombre para hacerle reconocer su pecado. —A Natán.

¿Pudo Dios haber traído al corazón de David el mismo pensamiento que le presentó Natán?

¿Por qué tuvo Dios que hacer llegar a Natán delante de él para hablarle?

Sencillamente, porque Dios usa personas.

Vemos también en la Biblia muchos casos en los que Dios hizo la obra sin necesidad de ninguna persona.

Dios abrió la puerta de la cárcel a Pedro y a los que estaban con él, y les sacó. Hch.5:19

Este pasaje me llena de asombro.

Hch.5:22-23 “Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 23 – diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro”.

Entonces alguien les dice que aquellos mismos que estaban en la cárcel estaban predicando en el templo, y mandaron traerles.

Pero, fijaos la pregunta que le hizo el Sumo Sacerdote: “¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre”.

Pero me asombra que no les preguntaran: — “¿cómo habéis salido de la cárcel?”.

Volviendo a nuestro tema de hoy.

También Dios mandó un terremoto a la cárcel de Filipo donde Pablo y Silas estaban presos.

No necesitó a ninguna persona para sacarles de la cárcel.

Sin embargo, si usó a Pablo y a Silas para que respondiesen a la pregunta del carcelero: “¿qué debo hacer para ser salvo?  Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Vv.30-31

Y también nos dice que “hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa”. Ver.32

El Señor dijo en Mat.16:18 que Él edificaría su iglesia.

Nadie puede hacer esta obra más que Él mismo. Si Jehová no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican Sal.127:1

Sin embargo, Él usa personas para llevarla a cabo.

Efe.4:11-12 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,  12 – a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,

para la edificación del cuerpo de Cristo”. (la Iglesia) —(Su Iglesia).

Y también nos dice la bendita Palabra en 1Cor.3 que debemos edificar sobre este fundamento, y eso es para todos.

1Pe.2:5 “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo”.

Recordemos, hnos. El Señor quiere contar contigo para edificar su iglesia.

Él puede hacerlo sin nosotros, pero ha propuesto contar con cada uno de los que son salvos.

Pero, ¿Está contando contigo?

Dios puede hacer todo sin contar con nadie. —Pero cuando decide contar con nosotros para hacer algo, debemos recordar que la fuerza y el poder son suyos, —por lo tanto también la gloria.

Nuestra honra es que hayamos tenido la oportunidad de ser usarnos en aquello que Dios pudo hacer solo.

Deberíamos ver en esta oportunidad de participación el amor que el Señor nos tiene; en que, pudiéndolo hacer Él solo, desea que participemos en Sus obras.

Mi énfasis en este devocional ha sido que podamos ver que el Señor usa personas como tú y como yo para llevar a cabo algunos de sus propósitos. — ¿Estás participando?

Querido Hno., Hna., no pierdas las oportunidades que Dios te da de participar en su Obra aquí en la tierra.

Vendrá el tiempo de las recompensas, y ¿Cuál será la tuya?