¡Una Nueva Vida en Cristo! ¿Qué significa?

Lo que cada nuevo creyente necesita saber
Por Dr. H. T. Spence,
Presidente de Foundations Bible College
Traducido por Roger Bergman

Has recibido este librito porque recientemente has profesado fe en Cristo. Después de tomar una decisión tan importante, y de haber confesado a Cristo como tu Salvador, tienes una nueva vida delante de ti. Esta vida se encuentra en una Persona, el Señor Jesucristo.

“He nacido de nuevo” es un dicho muy popular en estos días, y existen varias creencias acerca de su significado.

No todas estas creencias se basan en las Escrituras, la Santa Biblia. Así que, ¿qué dice la Biblia acerca de esta verdad de “nacer de nuevo”?

¿Qué ha ocurrido?

Te has arrepentido delante de Dios por tu vida de pecado y has deseado que Su precioso Hijo te salve de esos pecados. El verdadero arrepentimiento es un cambio de mente hacia el pecado y hacia la vida de pecado. Antes, queríamos pecar y estimábamos la maldad de ello como algo poco importante; pero ahora, hemos experimentado un cambio de mente, un cambio que dice: “no quiero pecar, y quiero que Dios cambie mi corazón y mi vida para Su gloria.”

La carga de tus pecados ha sido quitada; Dios ha quitado la culpa de aquellos pecados, y Jesucristo, Su Hijo, se ha hecho el sacrificio perfecto por ti. Su justicia ha sido imputada, o atribuida a tu “cuenta” en el Cielo. Su propia sangre te ha redimido, te ha comprado; y ahora perteneces a Dios, y no eres tuyo propio.

¡Ahora tú eres hijo de Dios! Cada promesa en la Biblia se te ha dado por medio del Señor Jesucristo. Tú, que hace poco eras enemigo de Dios, ahora estás en paz con Él. La condenación del juicio de Dios que era tuya ha sido quitada, porque Cristo ha pagado el alto precio de la muerte en el Calvario como sustituto tuyo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

Tú has sido trasladado de tus pecados y la vida de pecado a la vida de Cristo, tu redentor y Señor, por la maravillosa gracia de Dios. Todo esto te ha sucedido cuando aceptaste a Jesucristo. La vida vieja de pecado se tiene que dejar, y la vida nueva de Cristo se tiene que conocer.

¿Cómo se entiende esta vida?

Primero, tienes que entender que una vez que te convertiste en hijo de Dios por Cristo tu Salvador, has tomado un paso de fe y obediencia a Dios. Esto provocará que el Diablo, el enemigo de Dios, te ataque mucho. Siendo enemigo de Dios, es también tu enemigo; su meta es destruir la confianza que tienes en Dios.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 5:8-11)   

Por muy grande y poderoso que sea Satanás en el mundo, ¡Dios es infinitamente más grande! ¡Tu vida está ahora en Cristo! “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Tienes que aprender a servirte de la fuerza de Cristo, que mora en tu corazón.

En lo que queda de este librito consideraremos algunos temas que te pueden servir de mucha ayuda en esta nueva vida que has emprendido por fe.

¿Qué hago con las dudas?

Una de las herramientas que el enemigo de nuestras almas, Satanás, utiliza para atacar a un hijo de Dios es poner en duda su conversión. Puede intentar convencerte de que realmente nunca has sido salvo: que el llamado “nuevo nacimiento” era un momento falso en tu vida. O quizás te dirá que “es imposible que Dios te salve porque tú eres demasiado pecador.” O bien, que “la Palabra de Dios no funciona; ¡que no hay poder en el evangelio!” Estas dudas pueden llegar como dardos dañinos a la mente y al corazón.

Pero querido amigo, NO intentes discutir con el Diablo, porque él tiene una reserva interminable de argumentos para mantener tu mente y tus pensamientos dando vueltas por días, semanas, o incluso una vida entera. Cuando dudas como éstas sobre tu justificación delante de Dios te vienen para hacer desmayar tu corazón, acudir a la Palabra de Dios para la certeza y protección que necesitas de estos dardos de duda. ¡Dios te ha dado Su Palabra, la Biblia, para asegurarte que lo que Él te dice es verdad! Jesucristo, tu Salvador, durante su vida en la carne aquí en este mundo, fue al desierto cuarenta días donde fue tentado por el Diablo. Cada vez que le vino una tentación personal, Cristo citó algo de las Escrituras. Esto era el poder por el cual el Diablo fue superado, o vencido. ¡Nosotros también debemos resistir al Diablo así!

¡Siempre recuerda que el Diablo es mentiroso! (así nos dice Juan 8:44) ¡Pero Dios es Verdad!

Cuando tales pensamientos y dudas sacuden tu corazón, ¡hay que rechazarlas! La Palabra de Dios es clara e infalible en cuanto a esto, cuando dice:

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo…porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo” (Romanos 10:9, 10, 13).

¿No has confesado tus pecados a Dios? ¿No has invocado Su nombre? ¡Lo que acabamos de leer es la Palabra de Dios! ¡Créelo, para tu vida!

Tienes que entender que la salvación es por gracia por medio de la fe; no es un sentimiento. Nuestros sentimientos cambian tan frecuentemente de un día a otro. Pero la Palabra de Dios no cambia; así que, nuestra fe y confianza tienen que estar en la Palabra de Dios.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)

“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13)

¿Cómo me enfrento a las tentaciones?

Una verdad que te puede ayudar mucho ahora, al comienzo de esta nueva vida en Cristo es saber que la tentación en sí, no es pecado. Jesucristo, tu Salvador, fue tentado aquí en la tierra, pero Él nunca pecó.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no

pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino

uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4:15).

No podemos evitar que las tentaciones nos vengan, sea por la seducción del Diablo o por la del mundo. Pero tenemos que fortalecer nuestras almas para cuando vengan tales tentaciones. La Biblia nos enseña los pasos de una tentación ¡y la posibilidad de que nos lleve a pecar!

Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumido, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis (Santiago 1:14-16).

Nota primero que “todo hombre” es tentado; así que tu tentación no es única. Todo cristiano es tentado por el mundo a pecar de alguna forma u otra, en un momento u otro. La tentación viene cuando un deseo en nosotros nos desvía por medio de un estímulo seductor externo o por una imagen que hemos pensado. En ese momento el pecado no ha sido concebido todavía. Este es el momento, o el paso, en que tenemos que rechazar la imagen de aquella tentación. El momento cuando tenemos la máxima fuerza para resistir una tentación es cuando la tentación se nos presenta la primera vez. Cuando nos rendimos a una tentación con nuestra voluntad, entonces un pecado ha sido concebido. Estos versículos presentan el comienzo de un pecado como la concepción de un bebé en la matriz de su madre. Tu corazón es como la matriz; tu voluntad como el óvulo fértil; y la tentación como la simiente. Una vez que el óvulo se une a la simiente, hay una concepción: y cuando la voluntad se une a una tentación, un pecado ha sido concebido en el corazón. Y el pecado, “siendo consumado, da a luz la muerte.” Con tal que un deseo pueda ser satisfecho dentro de los límites de la Palabra de Dios, está bien. Pero si tenemos que salir de los límites que nos impone la Palabra de Dios, si tenemos que quebrantar Su Ley para satisfacer ese deseo, entonces es un pecado. Y querido amigo, ten cuidado porque un paso en el pecado resultará en otro, y luego otro.

¡Acude a Cristo tu Salvador para que Él te ayude cuando estas tentaciones asalten tu corazón!

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:16).

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de los que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar (1 Corintios 10:13).

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman (Santiago 1:12).

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Juan 5:4, 5).

Hay una canción antigua que habla de lo que debemos hacer cuando una tentación se nos presenta:

Tentado, no cedas, ceder es pecar;

Más fácil será-te, luchando triunfar.

¡Valor! Pues, gustoso, domina tu mal,

Jesús librar puede de asalto mortal

Evita el pecado, procura agradar

A Dios, a quien debes por siempre ensalzar.

No manche tus labios impúdica voz,

Tu corazón guarda de codicia atroz.

Amante, benigno, y enérgico sé;

En Cristo ten siempre indómita fe.

Veraz sea tu dicho, de Dios es tu ser,

Corona te espera, y vas a vencer.

Coro:

A Jesús pronto acude, En Sus brazos tu alma. Hallará dulce calma; Él te hará vencedor.

¿Qué hago si el pecado me pilla desprevenido?

La Biblia condena el pecado, sea que lo cometa un pecador inconverso o un cristiano. Pero si un cristiano peca, hay una provisión en Cristo:

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo (1 Juan 2:1, 2).

Al Diablo le encantaría que dejes a tu Salvador y vuelvas al mundo de pecado. Y cuando un cristiano peca o fracasa, el Diablo le carga con la desesperación. No permitas que el enemigo de tu alma te impulse al foso de la desesperación. Huye a tu Salvador, confiesa tu pecado, ruega que Su sangre te limpie de ese pecado, y que seas restaurado a la comunión con Dios. Cristo es tu abogado en el Cielo; Él te defenderá en el juicio a través de Su justicia ante Dios el Padre.

Humillaos delante de Señor, e él os exaltará. (Santiago 4:10)

¿Cómo sé si algo es un pecado, o no?

Sin duda alguna habrá asuntos polémicos que surjan en tu “nueva vida” en Cristo. Te preguntarás: “¿puedo hacer esto? ¿Es esto un pecado?” Un principio básico que hay que tomar en cuenta en esto es el siguiente, que fue dado por Susana Wesley en el siglo XVIII a sus hijos, Juan y Carlos:

Ella dijo, “Toma esta regla: cualquier cosa que impida la sensibilidad de tu conciencia, oculte tu sentido de Dios, o quite tu entusiasmo para cosas espirituales, aquella cosa es pecado para ti, por muy inocente que parezca en sí.”

Esta es una de las razones por la cual necesitas leer la Biblia y orar todos los días (como veremos más adelante). El Espíritu Santo, a través de las Escrituras, te dará entendimiento y sabiduría en lo que debes hacer en cuanto a estos asuntos de la vida. Presta atención a lo que Dios dice en Su Palabra, y tú verás que Él te está guiando en el camino correcto.

Puedes esperar oposición

¡Tienes que entender que este mundo no es un amigo para encaminarnos hacia Dios! Seguramente habrá personas que estén contentas de que hayas recibido a Cristo como tu Salvador; pero otros, los que no le han aceptado como su Salvador, no estarán tan contentos con tu conversión. La verdad es que pueden ser hostiles a ti por tu confesión de Cristo. Tienes que anticipar esta oposición y no desanimarte cuando venga tal reacción.

Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza (Mateo 13:20-21).

Esta oposición puede venir incluso de tus relaciones familiares.

Y los enemigos del hombre serán los de su casa (Mateo 10:36).

Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal (1 Pedro 3:17).

Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución (2 Timoteo 3:12).

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello (1 Pedro 4:12-16).

Pon tu confianza y esperanza en Dios cuando vengan estos tiempos de oposición a tu testimonio. No tomes represalias contra ellos ni te amargues. Cristo será tu fortaleza; huye a Su Palabra para consuelo, y continúa en tu andar diario con Él.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (Mateo 5:10-12)

¿Por qué todos no viven como Dios manda?

Estamos viviendo en un tiempo en el que las “marcas del cristianismo” son casi tan variadas como las de los coches. Muchos creen que uno puede “vivir como el mundo” y todavía ser cristiano. Su mismo estilo de vida no refleja bien el testimonio cristiano de la Biblia. Cuando vemos a personas que profesan ser creyentes que viven de una manera no consecuente con la Biblia, o que caen en pecado sin arrepentimiento y todavía profesan ser salvas – ¡no seamos engañados por ellos! Continúa viviendo por las normas bíblicas. No permitas que los “hipócritas en la iglesia” te desanimen de vivir como Dios manda o provocar que tu corazón se enfríe hacia Dios. Con mucha frecuencia oímos de personas que vuelven atrás en cuanto a su relación con Dios porque algún predicador que habían admirado cayó en el pecado. Los cristianos pueden caer, ¡pero Cristo nunca falla! Seguir en el buen camino, el camino de la justicia.

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias (Efesios 5:1-4).

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:1, 2).

¿Qué debo hacer para fortalecer

mi nueva vida en Cristo?

Ya hemos tratado los desánimos y los posibles peligros que encontrarás, pero ahora debemos mencionar varias cosas que debes tomar en cuenta en tu nueva vida en Cristo.

Lo mejor que puedes hacer con tu vida es glorificar a Dios – en todo lo que haces y dices. ¡Dale el lugar principal de tu corazón! Déjale ser verdaderamente Señor de tu vida, controlando todos sus compartimentos.

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33).

Uno de los deseos dominantes de Jesucristo durante su vida sobre la tierra era hacer la voluntad de su Padre en el Cielo. Esto debe ser la motivación y deseo de tu vida también.

Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí (Hebreos 10:7).

¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios (Miqueas 6:7, 8).

Es necesario leer la Biblia

Como un niño recién nacido llora para que alguien le dé de comer poco después de nacer en este mundo, así hay la misma necesidad de comida de Dios para el cristiano recién nacido. Aquí la Biblia llega a ser una gran ayuda para el cristiano, porque es la comida celestial que le sustenta.

Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4).

Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor (1 Pedro 2:2, 3).

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 Pedro 1:19).

Durante muchos siglos el pueblo de Dios ha visto la necesidad de leer y meditar en las Escrituras. Han creído lo siguiente acerca de la Biblia: “El pecado te alejará de este libro, o este libro te alejará del pecado.” El nuevo creyente debe formar el buen hábito espiritual de leer un capítulo o más cada día. La Palabra de Dios tiene que ser un tipo de “carta de navegación y brújula” de un barco en el mar; el mar de la vida para el creyente, para que pase con éxito por las grandes tormentas con las cuales se encuentra en el viaje al Cielo.

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).

La exposición de tu palabra alumbra; hace entender a los simples (Salmo 119:130).

¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra….En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti (Salmo 119:9, 11).

En estos días del cristianismo moderno, estamos viendo la comercialización de productos “cristianos” que ha llegado a afectar incluso la publicación de muchas versiones y paráfrasis de la Biblia. Esta es parte de la estrategia del enemigo para causar confusión en cuanto a lo que constituye realmente la Palabra de Dios. Dicen que una versión o paráfrasis es más fácil de leer o de entender. Puede ser que sí, pero también existe la posibilidad de que alguien haya manipulado la estructura actual del texto, las palabras mismas, o el significado de los versículos en esa versión o paráfrasis. Por esta razón tenemos que quedarnos con una versión que ha sido comprobada y honrada por la providencia de Dios a lo largo de muchos años. La versión que se recomienda más es la Reina Valera. Si no se entienden todas las palabras y su significado, búscalas en un diccionario o comentario bíblico fiable. También hay que pedir la ayuda de Dios en oración para poder entender lo que se lee. Quizás no comprenderás todo lo que lees en este punto de tu vida, pero continúa en tu caminar con Dios, con la lectura de Su Palabra, y con la oración para que el Espíritu Santo te guíe, junto con hombres fieles de Dios. Dios abrirá Su verdad al corazón hambriento y sumiso.

Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley (Salmo 119:18).

La necesidad de la oración

Como el respiro es al niño recién nacido, así también la oración llega a ser para el cristiano recién nacido. Hay muchos pasajes de las Escrituras que testifican de la necesidad de la oración en la vida en un cristiano. La oración es hablar con Dios. Dios nos habla por su Palabra, la Biblia. No digas, “Nunca he podido hablar bien,” o “¿Qué le diré? Simplemente ora a Dios de corazón; sé sincero en lo que le dices. Pide por tus necesidades, por ayuda, por fuerzas, por sabiduría, y la lista debe continuar. Ora con fe en Él, creyendo que Él te oye. Dios desea oír de ti; no hay nada demasiado grande ni pequeño que no debes presentar a Él en oración. Si estás desanimado – ora. Si estás sufriendo alguna persecución – ora. Si te atormentan dudas y temores – ora. Sean tus oraciones acompañadas por acciones de gracias: dale gracias por Su Hijo que murió por ti, por haberte salvado, por respuestas a tus oraciones.

Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:1-4).

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:6-7).

Orar siempre, y no desmayar (Lucas 18:1b).

No tienes que estar en cierta postura para orar, pero la actitud de corazón debe ser reverente ante Dios. Puede haber ocasiones cuando clamarás a Dios de repente, rogando Su ayuda. En otros momentos tu oración será bien planificada y con propósitos determinados. A veces estarás arrodillado, en otro momento estarás conduciendo un coche, o andando, o incluso en prisión. Cualquiera que sea tu necesidad o esperanza y deseo apropiado – ORA.

Orad sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).

Nunca tengas vergüenza de orar a Dios. Alguno diría que es señal de debilidad cuando alguien ora a Dios. Sin embargo, puede ser una señal de la fuerza de un hombre cuando reconoce que sus fuerzas vienen de Dios.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mateo 7:7-8).

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues, si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

(Mateo 7:9-11).

El canto de himnos y cánticos espirituales

El cristianismo “moderno” ha deseado introducir la “música del mundo” en la fe cristiana. La música rock y la música contemporánea casi han conquistado las iglesias y las emisoras de radio cristianas. Pero Dios no quiere que el estilo rítmico del mundo, o el “sonido” de la música del mundo degrade la obra de gracia que Dios hace en el corazón, o que se convierta en algo carnal. Sin embargo, verdaderos himnos y cánticos cristianos apropiados deben de ser parte de la vida cristiana. Cuando estamos desanimados, un buen himno con verdades bíblicas a menudo levanta nuestra alma. Sería bueno tener un himnario que es bíblico en su contenido y tiene cánticos que honran a Dios apropiadamente – himnos que enseñan, exhortan, animan, y fortalecen el alma.

Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones (Efesios 5:19).

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales (Colosenses 3:16).

La lectura de buenos libros y otros materiales

Estamos inundados con mucho material que se llama “cristiano” para leer en las librerías y a través de compañías de pedido por correo. Ten cuidado con lo que lees, porque no todo lo que se llama material “cristiano” es CRISTIANO de verdad. Pero buenos libros que son bíblicos pueden ser una fuente de fuerzas para el crecimiento del creyente en Cristo. Pero ojo con las revistas “carismáticas” que enfatizan sus mensajes de “prosperidad” y “sanidades divinas”. Es verdad que Dios nos dará lo que necesitamos, y es capaz de sanarnos; pero el decir que la señal de la bendición de Dios es la prosperidad y un cuerpo sano no es fiel a la Biblia. El milagro más grande que jamás recibirás en tu vida ya ocurrió cuando Dios salvó tu alma del pecado cuando no lo mereciste. Lee material que te animará a vivir piadosamente, y a crecer en Cristo.

Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza (1 Timoteo 4:13).

Tus pensamientos

Se ha dicho que el tropiezo de cualquier hombre ha ocurrido por un proceso de pensar mal. Tu forma de pensar es muy importante. Tienes que aprender a controlar tus pensamientos. Rechazar los pensamientos que intentan desanimarte. Tienes que orar a Cristo cuando tienes pensamientos del pasado, o la tentación de pensar mal de algo que tienes presente. Él quiere ayudarte, de verdad.

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Corintios 10:3-5).

Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados (Proverbios 16:3).

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4:8).

Testificando de Cristo

Uno de los privilegios preciosos por el cual el hijo de Dios tiene que orar es el de tener poder para confesar su fe delante de otros. Jesucristo, cuando volvió al cielo después de su muerte y resurrección, envió al Espíritu Santo a sus discípulos para ayudarles y consolarles. Pero también le envió para morar en ellos para que ellos testificasen y confesasen su nombre a un mundo perdido.

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8).

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Romanos 10:10).

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos (Mateo 10:32, 33).

Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles (Marcos 8:38).

Nunca tengas vergüenza de testificar de tu fe en tu Señor y Salvador. Pide a Dios en oración que él te dé un corazón confiado y una boca capaz de hablar de las cosas que Cristo ha hecho por ti. Pide por sabiduría para testificar; pide que Dios te dé la ocasión oportuna para hacerlo. Testificar de Cristo no es la presentación de ti mismo sino de Cristo y de su evangelio; porque en ese evangelio se encuentra el poder de Dios para salvación. Tal vez dirás, “Acabo de ser salvo; no sé qué decir de Jesús.” Puedes simplemente hablar de su obra de gracia en tu vida; de cómo estabas viviendo en pecado, y cómo Cristo te ha salvado por medio de su gracia gratuita que no mereciste. Diles que lo que él ha hecho por ti también puede hacerlo para los demás. El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 15:10, “Por la gracia de Dios soy lo que soy…”

Los miembros de tu familia deben de ser unos de los primeros que te escuchen hablar de esta relación que te ha cambiado la vida. Habla con los que te conocieron cuando estabas viviendo en pecado; diles cómo Cristo te ha cambiado desde que le aceptaste en tu corazón. El motivo de confesar a Cristo delante de otros no es para que parezcas mejor, sino para llevarles a Cristo – para que ellos también vengan a Cristo y sean salvados por fe. Pero recuerda que cuando vas a testificar de Cristo a otros, la mayor necesidad es una vida cambiada. Tienen que ver cómo Dios ha cambiado tu vida; porque la verdad es que lo que hacemos habla más fuerte y claro que lo que decimos. Tus familiares, tu cónyuge, tus hijos, tus vecinos, tus compañeros (aunque estés en prisión), y tus amigos de toda tu vida viviendo en pecado tienen que ver el cambio. Pide a Dios que esta labor de testificar para Cristo sea un gozo y no una carga pesada en tu vida cristiana. Sí, habrá rechazos y a veces hablarán mal de ti para hacerte daño. Pero recuerda cómo fue tu vida antes de que Cristo te salvara: cómo tú mismo fuiste rebelde a Dios y rechazaste su Palabra. Ora por esa gente; pide a Dios que él hable a sus corazones mientras tú hablas con ellos. Dedica tiempo a la oración antes de testificar por Cristo, mientras estás testificando, y después.

El que gana almas es sabio (Proverbios 11:30).

Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte (Apocalipsis 12:11).

Asistiendo a reuniones de culto

La lectura de la Biblia y la oración a solas son necesarias para el cristiano. Pero también existe la necesidad de asistir a reuniones de culto. Muchas iglesias profesan ser de Cristo; pero es triste decir que muchas niegan la divinidad de Cristo, la infalibilidad de Su Palabra, y no creen que deban separarse del mundo en su manera de vivir y de adorar a Dios. Es imperativo que encuentres una iglesia donde la Palabra de Dios se predica y se enseña claramente; donde se da preeminencia a una vida verdaderamente cristiana. Una iglesia carnal y mundana, que no está separada del mundo hará daño a tu manera de conducirte como cristiano, y causará una confusión en tu entendimiento de la doctrina bíblica y sana que es necesario para un crecimiento cristiano. No busques un “grito” o un “sentimiento”, sino un lugar donde te darán de comer de la verdad de la Biblia. Existe la necesidad de comunión cristiana en esta época de tu vida. Esto se puede encontrar en una iglesia donde el Señor Jesucristo es honrado en palabra y en vida. Si no es posible asistir a una iglesia que sea así, reúnete con varios hermanos en la fe en tu casa. Cantad himnos de un himnario, orar, y escuchar un mensaje  bíblico grabado (hay una dirección al final de este librito donde puedes conseguir mensajes que son así).  Incluso un preso recién convertido (sabiendo que hay límites en cuanto a las posibilidades de asistir a reuniones en una iglesia local), haz todo lo posible en la cárcel para cultivar tu andar con Cristo. Ora que Dios te guíe a otro creyente, si tu caso es así, para que los dos podáis reuniros para leer la Biblia y orar.

No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca (Hebreos 10:25).

Un testimonio público: el bautismo en agua

Hay ciertas iglesias que enseñan que el bautismo en agua es imprescindible para poder ser salvo. Lo llaman la “regeneración por el bautismo”. Pero la Biblia declara que el poder para la conversión del alma se encuentra en la sangre de Jesucristo, siendo salvo “por gracia, por medio de la fe”. Hay personas que no tienen acceso a suficiente agua para bautizarse (por lo menos por inmersión). Nuestra salvación es en Cristo, solo; no dependemos de ninguna obra nuestra. Hay muchos que han bajado a las aguas del bautismo como pecadores que han salido pecadores todavía. No hay poder en el agua, pero gracias sean dadas a Dios que hay poder en la sangre del Cordero. El bautismo en agua es simplemente un testimonio público de una obra privada de la gracia de Dios en el corazón. Presupone que nuestros pecados han sido confesados y perdonados, y que la vida ya ha sido entregada a Dios. Sería apropiado, si es posible, seguir con tu compromiso a través de este testimonio público. No todos los versículos en la Biblia que tienen la palabra bautismo o bautizado se refieren al bautismo en agua; hay bautismos espirituales que el Nuevo Testamento menciona. Pero existe el bautismo en agua que es correcto cumplir para dar testimonio público que es símbolo de nuestra identificación con Jesucristo y su muerte por nuestros pecados.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:19-20).

El diezmo y las ofrendas

Los profetas falsos de nuestros días están chupando mucho dinero del entorno cristiano para su propia vanidad y cuentas corrientes. Millones de dólares, literalmente, son enviados a estos predicadores charlatanes, que no se preocupan por las almas de los que se los envían. Pero a pesar del robo y timo religioso, existe bíblicamente el apoyo financiero correcto de la obra verdadera del Señor. Aprende temprano a dar el diezmo de tus ingresos al Señor, por muy pocos o por muy grandes que sean. No es una obra para tu salvación, porque no podemos “comprar” o negociar con el Señor. Pero el diezmo (la décima parte de tus ingresos) pertenece al Señor. Y también hay lo que se llaman ofrendas voluntarias al Señor, que se dan después  y por encima del diezmo. Dar tu diezmo a aquella iglesia o ministerio del cual recibes tu provecho espiritual. Descubrirás una gran bendición en tu corazón si das a la causa de Cristo con un espíritu correcto. Estos donativos serán una ayuda en la extensión del evangelio a otros, y fomentarán la obra verdadera de Cristo en la tierra.

Haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Mateo 6:20-21).

(Se debe) recordar la palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir (Hechos 20:35).

Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos (Proverbios 3:9).

Pedir a Dios que te revele Su voluntad

Una verdad más que se tiene que buscar como un nuevo hijo de Dios es la voluntad de Dios para tu vida. Está perfectamente bien comenzar a orar desde el principio de tu vida cristiana sobre la voluntad de Dios para tu vida. Dios ha ordenado tu vida en esta generación con un propósito concreto para Su gloria. Pide a Dios en oración que te haga conocer Su voluntad para tu vida convertida, que es una vida consagrada para el Maestro. Cuando leas la Biblia el Espíritu Santo te hablará acerca de este asunto. Recuerda, tu vida ya no es tuya: tú perteneces a Dios.

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mateo 5:16).

Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor (Efesios 5:16, 17).

Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra (Juan 4:34).

Una Palabra Final

Queremos darte un aviso final en cuanto a las “sectas” como los Testigos de Jehová, los Mormones, y otros que niegan la deidad de Jesucristo y enseñan una salvación de Dios aparte de la gracia de Dios exclusivamente. Tales “religiones” quieren hacerte creer que son cristianas, pero no son más que “lobos vestidos como ovejas”, que desean engañarte y enredarte en sus doctrinas que no son bíblicas. Ten cuidado con sus llamadas “nuevas” traducciones de la Biblia y de su “revelación especial”, como en el caso del “Libro de Mormón”. Aprovecharán de tu falta de conocimiento completo de la fe que tienes en Cristo e intentarán manipular tu corazón y mente a su persuasión sectaria.

Esperamos que el Señor te bendiga ricamente en tu nueva vida en Cristo. Si deseas más ayuda en tu caminar con Cristo, no dudes en escribirnos a la dirección provista al final de este librito. Dios te ha aceptado por medio de Su Hijo. Aprende a vivir en comunión con Dios. Este librito te ayudará hacerlo.

Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna…Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén (Judas 20, 21, 24, 25).

Un cristiano cree lo siguiente:

Cree que una persona tiene que nacer de nuevo, de Dios, para entrar en el Reino de Dios.

Cree que la eternidad incluye un Cielo para los que han creído a Jesús, y un Infierno para los que le rechazan.

Cree en la deidad del Señor Jesucristo.

Cree en la encarnación de Jesucristo y su nacimiento de la virgen.

Cree que Jesucristo vivió una vida sin pecado.

Cree en la muerte de Jesucristo en la cruz en sustitución por los pecados del hombre.

Cree que Jesucristo fue sepultado, y que resucitó corporalmente de la tumba.

Cree que Jesucristo ascendió al Cielo, y que ahora está sentado al lado derecho de Dios, el Padre.

Cree que Jesucristo vendrá otra vez.

Cree en la Creación del universo, la Tierra y todo lo que hay en ella, por Dios.

Cree que la Biblia es la Palabra de Dios, infalible y sin error.