Un Pueblo Santo

1Pe.2:9-10 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

10 -vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.

Estudiando las Escrituras nos podemos dar cuenta que Dios siempre ha tenido interés en tener un pueblo para Sí que fuese diferente de los demás pueblos.

Cuando Dios escogió a Abram, quería hacer de él una nación grande.

Había ya naciones como los egipcios, cananeos, heveos, hititas, amorreos y jebuseos entre otros.

Pero Dios escogió a Abram para hacer un pueblo para sí mismo.

Un pueblo que le amase, le obedeciese y fuera testimonio a las demás naciones de lo que Dios hacía por ellos.

Conocemos la historia del pueblo de Israel.

A pesar de los milagros, cuidados y victorias que les dio el Señor, ellos siempre estaban mirando a las naciones.

Desde que salieron de Egipto la mirada del pueblo de Israel era siempre hacia atrás.

Aprendieron las costumbres de allí donde nacieron como pueblo.

No hicieron diferencia entre Egipto y ellos como pueblo de Dios.

Nada más salir, cuando estaban al pie del monte Sinaí, se hicieron un ídolo de oro y le adoraron.

Sal.106:35-36 “Antes se mezclaron con las naciones,  Y aprendieron sus obras, 36 -Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de su ruina.

No querían ser un pueblo diferente.

Tras las victorias que Dios le dio a su pueblo por medio de Josué, llegamos al tiempo de los Jueces.

Y leemos: Jue.2:10-14 LEER

Notemos: Primero. La generación que vino después, no conocía al Señor.

Padres, si no enseñáis a vuestros hijos a amar y obedecer al Señor, ellos no le conocerán y se irán tras los ídolos de las naciones a su alrededor.

Aquellos padres no tuvieron en cuenta hablarles de lo que Dios había hecho por ellos.

Segundo. Hemos leído que ya no pudieron hacer frente a sus enemigos (Ver.14b).

Cuando actuamos como las demás naciones vienen también las consecuencias que también sufren las demás naciones.

Llegó el tiempo de Samuel y el pueblo pidió un rey como tenían las demás naciones.

Ellos querían ser igual que las otras naciones. —En otras palabras: No querían ser diferentes.

Y Dios le dice a Samuel: “no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”. (1Sam.8:7b)

Esto es lo que sucede en realidad cuando no queremos hacer lo que Dios nos dice.

Cuando nos alejamos de Dios y nos acercamos a las naciones de alrededor.

Ahora, en el tiempo de la iglesia, Dios ha manifestado su deseo de que seamos un pueblo apartado de las demás naciones.

El Ver. que leímos al principio nos dice bien claro que somos una nación santa. — Una nación apartada.

Dios quiere un pueblo separado de las demás naciones.

Un pueblo que le honre en medio de las abominables acciones de las demás naciones.

Por eso dice: “Salid de en medio de ellos…”

2Cor.6:16-18 “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 16 –Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 –Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.

Hnos. No tomemos estas cosas a la ligera. —Dios no es alguien con quien se puede jugar.

Sant.4:4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.

Esta palabra: se constituye, significa: se coloca, se designa o se erige como enemigo de Dios.

1Jn.2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”.

El mayor problema que tiene la iglesia de hoy es que tiene su vista fijada en el mundo en que vive.

Usa su música, sus métodos, su psicología, su filosofía, su forma de actuar y de hablar, su apariencia…

Y vemos las mismas consecuencias en las iglesias: divorcios, fornicación, hijos que se pierden en el mundo, carnalidad…    Hnos. Dios quiere un pueblo santo.

1Cor.10:5-11  Leer.     Estas cosas fueron escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.  —Hermanos, están escritas para nosotros, para que seamos un pueblo santo.