Tres propósitos

Salmo 119:59-60
Este texto lo trajo el Señor ante mis ojos en junio del año 1984. —El año que fuimos a estudiar.
Unos misioneros nos llevaron a visitar una iglesia que les sostenía. De pronto, me pregunta el misionero: ¿Quieres decir algunas palabras? Rápidamente abrí mi Biblia y leí este pasaje y vi tres puntos muy claros.

1. “Consideré mis caminos”. —Esto fue un convencimiento
Había considerado mi vida, mis perspectivas, mis alternativas, mi insatisfacción, mis años por venir. Y llegué al convencimiento de que para mí nada valía la pena tanto como servir al Señor. Tuve el convencimiento que en palabras del apóstol Pablo dicen:

Fil.3:8

“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,”

Consideraba la posibilidad de llegar a ser el director comercial de la empresa en la que trabajaba. Pero, miraba al director y me preguntaba: ¿Es esto lo que realmente quieres? Buen salario, buen coche, casita en el campo, una buena vivienda… Y pensé: No creo que esto va a satisfacerme en realidad. Mi amor por el Señor y su Obra había empezado a aumentar y mis deseos de prosperidad decrecieron. Después de la consideración vino la convicción. —Y esto me ayudó a tomar una decisión.

2. “Y volví mis pies a tus testimonios”. —Una decisión
Esta frase indica un cambio de rumbo; el tomar una decisión.
¿Qué mejor manera de volverme a Sus testimonios que dejarlo todo para servirle completamente. Yo tenía 35 años, y pensaba: Ya he consumido la primera parte de mi vida para mis propios propósitos. Si el Señor me concede otros tantos años, quiero consagrarlos para Él. Ahí comenzó el propósito para mi vida. Y me apresuré cuanto pude para llevarlo a cabo.

3. “Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos”. —Un propósito
Enseguida nos pusimos en marcha.
Nos deshicimos de todo lo que teníamos y nos marchamos a emprender una aventura con el Señor. Esto fue lo que le dije a Fina cuando pasábamos por el control de policía. Íbamos a tener una aventura con el Señor. Estábamos completamente en Sus manos. Pero no quisiera estar hablando de nuestro testimonio.

Quisiera que pudiésemos aplicar estas tres cosas que hemos visto:
Debemos considerar nuestros caminos. —Esto debe traer un convencimiento. El mayor problema que tenemos es que no consideramos nuestros caminos. —Nuestras vidas. Entonces no hay convencimiento, ni hay decisión, ni hay un propósito distinto en la vida. Nuestro propósito es un vivir para vivir. (Vivir para seguir viviendo)

Pero Hnos. nuestra vida debe servir para algo más que esto. —¡Para mucho más que esto! Comprendo que no todos son llamados a servir al Señor enteramente. —Tiempo completo.
Pero, si amáis al Señor y consideráis vuestros caminos, más de uno aquí cambiaría de propósito en la vida.

Hnos., debemos considerar nuestros caminos. —Esto nos creará una convicción. Después de considerarlos y tener el convencimiento, debemos tomar una decisión. Dedicar tu vida a Cristo. Servir más al Señor, andar más cerca de Él… Y después de esa decisión debe haber un nuevo propósito de vida.

Hno., Hna, joven:
Considera tus caminos.
Vuélvete a Él.
Y no te retardes.
¡Hoy es el mejor día para hacer esto!
Empieza por considerarlo.