¿Todo tiene un propósito?

Job 1:1-22

Aquí tenemos la tremenda historia de un hombre que sufrió lo que difícilmente podemos imaginar. El libro de Job es un libro poético en su forma literaria; histórico en su experiencia y un libro de sabiduría en su contenido. Sobre todo si, como parece, fue un libro escrito antes de los libros de Moisés. (Pentateuco).

La historia nos narra de un hombre de Dios muy singular. Un hombre con una integridad de carácter comparable a muy pocos. Digno de los más grandes delante de Dios.

El primer capítulo nos describe a un hombre que aparentemente lo tiene todo. Tiene una esposa, diez hijos, muchos sirvientes y muchísimo ganado. Pero por medio de la lectura de este libro podemos ver que su mayor tesoro no fueron sus riquezas, o su familia, o la importancia y buena reputación que tenía en su ciudad. —Uz.

Lo más precioso que tenía es lo que se resalta en el primer versículo.
Job 1:1

“Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.”

De hecho la misma calificación le dio Dios a Satanás cuando éste hablaba con Él.
Ver.8

“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”

No recuerdo que haya otro hombre en la Biblia que junte todos estos calificativos en una sola frase. Pero, como sabemos, un suceso muy insólito le ocurre a este gran hombre de Dios. En un solo día pierde a sus diez hijos, toda la hacienda, a sus siervos; todo. ¡Cuántas veces me he preguntado a mí mismo cuál sería mi reacción ante una cosa así!

Pero qué lección nos da este hombre aquí. ¿Tú crees que él podía entender el por qué de aquellas cosas que le estaban sucediendo? No se nos dice que Dios le avisara de lo que le iba a acontecer. Sin embargo, podemos ver su reacción.

Vv.20-21

“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró,
y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”.

¡Qué integridad; qué seguridad; qué fe! —Está reconociendo que no tenía nada cuando llegó al mundo.

Si tuvo hijos era gracias a que Dios se los dio. Si tenía ganado y siervos era porque Dios se los había dado. Y su pensamiento era sencillo; si Dios me lo ha dado también puede quitármelo. Él tiene todo el derecho de hacer lo que Él quiera conmigo. ¡Bendito el Señor cuando me lo da; y bendito el Señor cuando me lo quita! ¡Qué conocimiento tenía Job de Dios sin tener un a Biblia!

Hnos. Nosotros tenemos una ventaja muy grande teniendo la Biblia en nuestras manos. Él no tenía el libro de Romanos donde leer que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Él no tenía la multitud de promesas que nosotros tenemos hoy. Sin embargo, dijo:

“Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. (19:25-27).

Hnos., el verdadero carácter espiritual de un creyente se muestra en la adversidad. Cuando todo va bien, entonces todos somos muy “espirituales”. El fuego de la prueba determinará qué tipo de “material” somos. Es en la prueba cuando se demuestra si nuestra fe es fuerte o débil, o si no hay ninguna. Es cuando hacemos aquellas preguntas: ¿Por qué Señor? ¿Por qué?

Pero la lección que nos da Job es:

“Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. (1:21)

“En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. (1:22)

Sal.112:1

“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera”.

Y más adelante dice:

“No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová”. (112:7)

Hnos., todo tiene un propósito en esta vida, y Dios está en ello. —¡No lo olvidemos nunca!