Procuraban ver a Jesús

Luc.9:7-9

Encontramos en el N.T. algunos que procuraban ver a Jesús por diferentes motivos. En el caso que hemos leído, vemos a Herodes Antipas que estaba interesado en verle. Quizá quería comprobar por sí mismo si no era realmente Juan el Bautista que había resucitado. Su mala conciencia le hacía preocuparse, no sea que venga otra vez a recriminarle. Él había tomado por esposa a la mujer de su hermano Herodes Felipe.  Y por eso Juan el B. le decía: “No te es lícito tener la mujer de tu hermano”.

El Dr. O.T. Spence decía que Herodes pudo haberse negado a decapitar a Juan, diciendo: —“Esto que pides pertenece a la otra mitad de mi reino”.

Más adelante, en el cap. 13 vemos que el mismo Herodes manda aviso por medio de unos fariseos a decir al Señor:  — “Vete de aquí que Herodes te quiere matar”.

Luc:23:8 

“Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal”.

Vemos a Zaqueo. Él también quería ver a Jesús.

Luc.19:2-4

“Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí”.

Pero observemos que el Señor conoce los deseos de los corazones. En este caso, la respuesta del Señor a quien le quería ver, fue diferente.

Vv.5-6

“Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso”.

No se habían conocido hasta ese momento, pero el Señor le llama por su nombre: “Zaqueo, date prisa”. Y no solamente conocía su nombre; ¡también conocía su corazón!
Leemos que Zaqueo “descendió aprisa, y le recibió gozoso”, en su casa.  ¡Y la salvación llegó a su casa!

Otro caso de alguien que quería ver al Señor lo encontramos en unos griegos:

Jn.12:20-21

“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús”.

Estos griegos convertidos (prosélitos) también querían ver a Jesús. Pero la respuesta del Señor nos puede dejar con una incógnita. Se podría entender que estos hombres querían verle admirados por sus enseñanzas y milagros.  Esto debió causar un interés genuino en ellos.  —Pienso que eran sinceros.

Pero el Señor les da esta respuesta:

Jn.12:23-24

“Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”.

¿Qué querría decirles el Señor Jesús con esta respuesta? Antes hemos visto que el Señor conoce las intenciones y motivaciones del corazón. El Señor les quería enseñar que en unos pocos días, no sería tan importante que le vieran físicamente. El Jesús vivo, a quien ellos querían ver, no era nada para ellos.  Lo importante era que le viesen como el Mesías Salvador.— Muerto en la cruz por ellos.

No quería que le vieran como el que hace milagros; sino como el que vino a poner su vida por ellos. Ver al Jesús hombre, en esos momentos, no era lo que necesitaban. Lo que sí necesitaban era verle como Jesús Salvador. —Que muere para llevar fruto.

Muchos quieren ver a Jesús: en imágenes o en visiones.  — Pero la cuestión no es verle; sino ¡CRERLE!

2Cor.5:16

“De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”.

Si alguien le conoció en persona, ahora ya no es así como le conocemos. Lo que importa es cómo le conocemos ahora. Lo importante no era haberle visto en persona, sino ¡conocerle por la fe en Su obra hecha por nosotros!  Ver a Jesús ya es imposible — a pesar de los que dicen verle en visiones y otros se hacen imágenes. Lo importante es verle como el grano que cayó en tierra para darnos vida.

¿Cómo conoces tú a Cristo? ¿Según la carne, o en pinturas, o en visión? Ya no es importante verle, hay que conocerle por su obra hecha en la cruz por ti. ¿Cómo le conoces?