miércoles, noviembre 1

Padres e hijos

2Re.18:1-7

El breve resumen de la historia de Ezequías nos basta para ver que este hombre fue un buen rey y muy temeroso de Dios.

Su nombre significa: “Jehová fortalece” o, “Mi fuerza es Jehová”

Fue el rey decimotercero (13) No hay superstición. El 13 es simplemente un número.

Este fue el mejor rey de Judá. —Reinó un total de 29 años.

Nació de alguien que fue perverso. —Su padre fue Acaz, un rey malo entre los malos.

2Re.16:1-4 LEER   Se nos dice abiertamente que Acaz fue un rey malo.

Una de las lecciones que podemos sacar es que de un padre impío puede venir un hombre que ama a Dios.

No tiene por qué ser que de un padre malo no pueda salir un hijo bueno.

A pesar de que hay una influencia inevitable, no es matemático que forzosamente tenga que salir un hijo malo porque su padre es malo.

Esto contradice la famosa frase de Rousseau: “El hombre es bueno por naturaleza es la sociedad quien lo corrompe”.

“Al nacer”, decía él, “ignoramos los conceptos del bien y del mal, es nuestro entorno quien lo determina”.

Si es el entorno quien lo determina, entonces estamos todos muy mal, porque nuestro entorno es una vida sin principios ni esperanzas.

Pero volviendo de nuevo a la historia de Ezequías, él nació malo, y en un entorno malo (los hechos de su padre), pero la Biblia dice de él:

“ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá”.

Hemos leído que Ezequías hizo buenas reformas respecto a las cosas que había hecho su padre.

Entre ellas, destruyó la imagen de Asera.

Asera fue llamada la «madre de todos los dioses». —Se le conoce entre los babilonios como Ishtar. Era la gran diosa semítica de la fecundidad”.

Y también destruyó la serpiente de bronce que Moisés había levantado por mandato de Dios.

La idolatría era grande en aquel tiempo.

—Con toda razón Dios no permitió jamás que se supiese donde fue enterrado Moisés.

—De haberse conocido, podemos imaginar cuanta adoración hubiese recibido.

Pero hizo falta convicción y decisión de parte de Ezequías para romper con las costumbres paganas de su padre y del pueblo de Judá.  —Pero lo hizo. —Esto es un ejemplo.

Los hijos deben tomar lo bueno de sus padres y desechar lo malo que hicieron, como hizo éste rey.

Pero todavía hay una lección que debemos aprender de esta historia sobre Ezequías.

Ezequías tuvo un hijo que le sucedió en el trono. —Este hijo fue: Manasés.

Manasés fue un rey malo. Veamos lo que hizo:

2Rey.21:1-9 LEER — La maldad que hizo Manasés fue tan grande o más que la de su abuelo Acaz.

Pero la pregunta es: ¿Cómo pudo ser que de un padre como Ezequías saliese un hijo como Manasés?

Sin embargo, la lección que aprendemos es que, de un padre temeroso de Dios puede salir también un hijo que no ame al Señor.

Los padres no pueden confiarse de su piedad para asegurar que sus hijos seguirán sus pasos en la vida cristiana.

En la vida física, muchas veces los hijos siguen los pasos de sus padres.

El padre es médico, el hijo muchas veces también lo es.

El padre es abogado y el hijo muchas veces sigue los pasos de su padre y estudia derecho.

Pero en la vida espiritual no pasa igual. —No podemos dar por hecho que nuestros hijos seguirán nuestros pasos.

Samuel fue un buen siervo del Señor. —Dios hablaba con él. — Pero sus hijos fueron perversos.

1Sam.8:3 “Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho”.

Los hijos de Samuel fueron: Joel y Abías. —A estos puso su padre como jueces en Beerseba.

Los tiempos son demasiado difíciles y peligrosos para nuestros hijos. —No podemos dejarlos de la mano.

Debemos poner el alma, la mente y el corazón para cuidarles espiritualmente.

Los jóvenes tienen su propia responsabilidad. —Muchos abandonan la fe de sus padres.

Pero hay mucho para hacer mientras son niños. — Lo mínimo que pueden hacer los padres es vivir una vida cristiana sincera. 

Ellos un día escogerán su propio camino, pero mientras tanto, haz todo lo que puedas por sus almas.