Los tres valientes de David

2Sam23:13-17

Esta es una narración que he comentado en muchas ocasiones, y creo que lo seguiré haciendo. Es una aplicación para recordar siempre. El trasfondo podría ser así:

David se crió en Belén. Es muy posible que en tiempo de la siega y teniendo sed, estuviese recordando las veces que jugando con los muchachos, se arrimó a aquel pozo para refrescarse. Ahora estaba fuera. Su querida ciudad estaba tomada por los enemigos filisteos. Y tenía sed. Y dijo: “¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!” Y aquellos tres valientes fueron irrumpiendo en la guarnición, y tomaron agua para su rey.

Y el Señor me trajo a la mente estas tres preguntas:

1. ¿Por qué lo hicieron? —¿Por qué arriesgaron sus vidas para traer agua para el rey?

Alguno de ellos pudo haber dicho: Eh, yo no voy a poner mi vida en peligro por traerle una copa de agua al rey. Sin embargo, leemos que los tres fueron a coger el agua para su rey.  Pero ¿por qué lo hicieron? —Porque amaban a su rey. —No encuentro otra respuesta mejor.

La segunda pregunta es esta:

2. ¿Necesitaron una orden? —No necesitaron ninguna orden para ir a coger el agua del pozo de belén.

Algunos de los soldados pudo haber dicho: Eh, el rey no nos ha dicho que vayamos, ¿por qué tenemos que ir? Soy un soldado, y obedezco órdenes, pero esto no es una orden, ¿por qué arriesgarse? Por desgracia hay muchos cristianos que sólo buscan en la Biblia, lo que pueden o no pueden hacer, pero no se interesan lo más mínimo por lo que deberían hacer. En otras palabras, buscan las órdenes o las prohibiciones, pero no los deseos del Rey. Buscan la letra, pero olvidan el espíritu de la letra.

Vemos un ejemplo en Mateo 5.

Mat.5:17-18 El Señor nos dice que Él ha venido para cumplir la ley; y que las palabras de la Ley de Dios se han de cumplir, pues son eternas. Pero veamos lo que nos dice en los versículos más abajo:

Ver.21 “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio”.

Sin embargo, el Ver. 22 nos dice: “Pero yo os digo…” ¿Acaso el Señor nos va a decir algo diferente de la Ley, cuando ya nos ha dicho que ha venido a cumplirla?

“Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”.

¿Está el Señor diciéndonos alguna cosa diferente? ¡NO!, en absoluto. —Lo que está hciendo es enseñándonos el espíritu de la ley en el corazón de Dios. Otro caso: Vv.27-28 “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo…” ¿Qué nos dirá el Señor? ¿Nos dirá algo distinto de lo que dice la Ley? ¡NO!  De nuevo vemos que lo que el Señor Jesús nos muestra es el corazón de esa ley.

“que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.

Esto no era la letra de la Ley, esto era el espíritu de la Ley. Estos tres valientes no buscaban las órdenes, sino  el complacer a su rey.

La tercera pregunta es la siguiente:

3. ¿Cómo supieron del deseo de su rey? —¿Acaso pensamos que David gritó:

“¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!?” ¿No sería más bien como un suspiro o un susurro? —¿Cómo pues supieron del deseo del rey? Muy sencillo: Estaban lo suficientemente cerca del rey para escuchar sus deseos.

Esta es la mayor lección de esta historia. No podemos saber cuál es el deseo de nuestro Rey, si no andamos cerca de Él. A cierta distancia estaba la tropa. —(En este sentido podrían ser los creyentes que esperan órdenes). Si el rey se levanta y da la orden de marcha, todo el ejército se pone en marcha.  Pero los únicos que supieron de los deseos del rey fueron los que estaban cerca de él.

¿Deseas saber los deseos de tu REY? —Anda cerca de Él y los oirás.  — Medita un momento en esto.