miércoles, noviembre 1

Lo que hay en el corazón

1Sam.16:1-13

El versículo que quisiera tomar y comentar es el conocido versículo 7

Ver.7 “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.

Este texto lo han utilizado los que pretender decir que su apariencia no tiene nada qué ver con su corazón. Pero no se puede usar este pensamiento para justificar una mala apariencia. La mala apariencia no dice del buen corazón que se pueda tener. —Especialmente entre cristianos.

El creyente debería usar este otro pasaje: De la abundancia del corazón habla la boca”. Luc.6:45b

Y la conclusión podría ser sencillamente esta: Lo que hay en el corazón es lo que sale fuera.

Leamos todo el versículo: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”.

De manera que si es bueno en su corazón sacará lo bueno que tiene y se verá fuera. Y si es malo en su corazón sacará lo malo y también se verá fuera. Porque lo que hay en el corazón, de una manera u otra, va a salir.

Pero en el versículo que estudiamos hoy vemos que se está hablando del parecer. Se está hablando de la apariencia externa. Es fácil entender que la apariencia de Eliab debía ser buena. Debía tener tan buena presencia que Samuel pensó: esté será el próximo rey. Pero tal como nos dice el texto, el Señor ve el corazón.

Vemos un poco de la actitud del corazón de Eliab.

1Sam.17:26-29 LEER

Él juzgó mal a su hermano, y nos dice que se llenó de ira contra David.

1Sam.17:28  Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido”.

¿De qué batalla estaba hablando? —No había ninguna batalla. —No luchaban. A veces juzgamos los pensamientos de otros porque en realidad son nuestros propios pensamientos. Lo que Eliab pensó de David es lo que él seguramente hubiese hecho.

Aquello de: “Se piensa el ladrón que todos son de su misma condición”.

Y nos dice que se encendió en ira.

“En épocas de formalismo e indiferencia general, todo grado de celo que implique disposición para ir adelante o para aventurarse en la causa de Dios más que los demás, será tildado de orgullo y ambición, y nada menos que por los parientes cercanos como Eliab, o por los superiores negligentes. Fue una prueba de la mansedumbre, paciencia y constancia de David. Tenía el derecho y la razón de su lado, pero no devolvió golpe por golpe; con una respuesta blanda calmó la ira de su hermano. La derrota de su propia pasión fue más honrosa que la de Goliat. Quienes emprenden grandes servicios públicos, no deben encontrar raro que hablen mal de ellos y que se les opongan personas de quienes debían esperan apoyo y ayuda. Deben proseguir humildemente con su obra haciendo frente no sólo a las amenazas del enemigo sino a los dardos y sospechas de los amigos”. —Mathew Henry

Estas palabras tienen que ver con la conclusión de este devocional. Dios escogió en base a lo que había en el corazón de David. —Un corazón conforme al corazón de Dios.

El texto dice que Jehová no mira lo que mira el hombre; mira el corazón. El Señor lo ve todo, pero repara en lo que hay en el corazón. Lo que Dios mira es mucho más profundo que lo que el hombre ve con sus ojos.

Hnos., el Señor ve tus esfuerzos de agradarle aunque otros no los vean. —No dejes que eso te influya. Si sacrificas algo que tu carne desea, el Señor lo sabe aunque nadie más lo sepa. —Confía en eso.

Alguna vez harás algo para Cristo que los demás no entenderán. Puede que hasta te llamen  fariseo o legalista —Pero tú pon tus ojos en Cristo.

Una cosa si hay que preguntarse: ¿Qué hay en tu/mi corazón? ¿Qué ve el Señor ahí en el secreto de tu corazón?Porque eso es lo que el Señor mira: Él no mira lo que mira el hombre; ¡Él mira tu/mi corazón!

Examinemos nuestro corazón en esta mañana.