La siembra y la cosecha

Mat.7:13-14       —En estos versículos se nos habla de dos caminos: Uno ancho y el otro estrecho.

Siempre hemos tratado estos versículos aplicados a la salvación; y lo seguiremos haciendo.

—Porque ésta es su primera enseñanza.

Sin embargo, pienso que continúe también una enseñanza práctica para los creyentes.

Hay creyentes que han sido salvos, han pedido perdón al Señor por sus pecados, pero no hay querido salirse de su camino ancho.

El camino ancho representa la “anchura de mangas” que tienen ese tipo de creyentes.

—Presumen de tener una “mente ancha”.

No están dispuestos a andar por el camino angosto. —Les es demasiado difícil y costoso.

Hay que dejar muchas cosas a las que están acostumbrados:

Alcohol, tabaco, chistes feos, ciertas músicas mundanas, formas de vestir, malas compañías, fidelidad a su iglesia y, sobre todo, fidelidad al Señor que los rescató.

No quieren las “prohibiciones”, como ellos lo llaman, que el Señor ordena en Su Palabra.

Para ellos la libertad en Cristo consiste en hacer lo que quieran, cuando quieran y si quieren.

A esto le llamo andar por el camino ancho.

Éstos se permiten ridiculizar a los que andan por el camino estrecho. —Se burlan de ellos.

Les llaman de mente estrecha. —Demasiado puritanos, fariseos, extremistas, etc.

Pero Hnos., la mente ancha lleva a la perdición.  —Leemos: “espacioso el camino que lleva a la perdición”.

No hemos de entender en esta aplicación que la perdición es la del alma.

—Si se es salvo de veras, será salvo para siempre.

Pero…, entonces, si no se entiende como perdición del alma, ¿A qué perdición se estaría refiriendo esta frase?

— A la de una vida sin fruto, sin crecimiento, llena de la filosofía de este mundo y de cosas vanas.

Esto me recuerda el bien conocido pasaje que encontramos en Gálatas 6:7-8.

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. 

La frase que quiero enfatizar es esta: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción”.

Aquellos que presumen de tener una “mente ancha” son los que están proveyendo para la carne.

No tienen deseos de sacrificar la carne por tener una vida más santa y agradable a Dios.

Son aquellos que siempre dicen como excusa: “El Señor sabe de mis debilidades”.

Pero si proveemos para la carne, de la carne segaremos corrupción.

Y el Señor nos advierte: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. 

Hay un principio en la Biblia que está tomado de la naturaleza. —De lo que se siembra se recoge.

Y, además, de lo que se siembra se recoge más de lo que se ha sembrado.

Nadie piense que se puede vivir como el mundo y no pagar las mismas consecuencias que recoge el mundo.

Pro 22:8 “El que sembrare iniquidad, iniquidad segará”. Esto es un principio bíblico.

Ose 10:13 “Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes”. 

Me habéis oído decir muchas veces que, el que vive imitando al mundo y sus ideales y principios, acabarán sufriendo los mismos males que el mundo. Si vives como el mundo, tendrás los mismos resultados.

Nadie piense que por haber sido salvo y continuar viviendo a su manera, a él no le ocurrirá nada.

La Palabra es clara: “Dios no puede ser burlado”.

Si caminas por el camino ancho igual que hace el mundo, sufrirás los mismos males que el mundo recibe.

También el refranero popular nos dice: —“Siembra vientos y recogerás tempestades”.

Éste es el otro principio. —Siempre se recoge más de lo que se siembra.

Plantas un grano de trigo y se reproduce una espiga con unos 35-40 granos.

Ese es al principio que actúa cuando sembramos.

Por eso podemos entender cuando el Señor dijo: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. 

Hnos., a menos que sembremos nuestra vida; a menos que caigamos en tierra y muramos a nosotros mismos, quedaremos solos, pero si morimos, llevaremos mucho fruto. —El Señor dice en el ver. siguiente: (25)

Ver25 “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará”. —Esto es lo que significa sembrar para la carne y sembrar para el Espíritu.

—¿Estás sembrando para la carne? Segarás corrupción en tu vida.

—¿Estás sembrando para el Espíritu? Del Espíritu segarás vida eterna.