miércoles, noviembre 1

La oración de una mujer de Fe (1)

Mat.15:21-28 Mar.7:24-30

Este es uno de esos relatos preciosos que encontramos en la Biblia. La mujer a la que nos referimos era sirofenicia. No judía. Quizá nunca había oído del Señor, sin embargo, cuando oyó de él le buscó.

Mar.7:24-25

“…luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.”

En el pasaje podemos notar que el Señor no le hizo mucho caso al principio. ¿Por qué? —Hemos de reseñar que la mujer era griega. Y saber este detalle nos ayudará a comprender las respuestas del Señor. En principio parece chocante que el Señor Jesús no le responda cuando ella le llama la primera vez.

En Mat.15:.22 ella clama: “Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí.”

Pero el Señor no le da respuesta. ¿Por qué? Ante su insistencia, el Señor le dice: Ver.24“No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.”

Pero vemos que ella insiste: “¡Señor, socórreme!” Mat.15:25 Y el Señor le vuelve a decir: Ver.26 “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.”

El Señor Jesús vino a lo suyo y los suyos no le recibieron. Pero antes de que no le recibieran él se debía a ellos. ¡Los suyos siempre tienen preferencia! —“Al judío primeramente, y también al griego” Rom.1:16b

Él había venido primero a los suyos.

Mat.10:5-6

“A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.

Jn.4:22 el Señor le dice a la Samaritana:

“…la salvación viene de los judíos.”

Esta es la razón por la que le contesta de esta forma. Pablo y Bernabé respondieron de la misma forma a los judíos. Hch.13:44-49 LEER (Ver.46 es clave) Ellos fueron primero a los judíos, pero despreciaron el mensaje.

Sin embargo, hubo algo en aquella mujer sirofenicia que hizo cambiar la actitud del Señor. ¿Qué fue?

Primero se nos dice que ella se puso delante de él y se postró. —Mateo y Marcos señalan este hecho. Esa postura tuvo, sin duda, algo que ver. Pero la respuesta de la mujer fue lo que acabó de agradar al Señor. Ella dijo: “Si, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.” Mat.15:27.  En Mar.8:28 nos dice: “Si, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.”

Debemos notar que tres veces seguidas se dirige a Jesús llamándole: “Señor”. Reconocer que Jesús es el Señor es el principio del acercamiento.

Hay tres cosas que destacar:

  1. Ella se acerca a Cristo cuando oyó de él. —La fe es por el oír, nos dice la Palabra.
  2. Su actitud es humilde y reverente. —Hace su petición en forma correcta.
  3. Le llama Señor tres veces. —Nadie puede llamar a Jesús, Señor si no por el Espíritu Santo.

Ante esta postura, el Señor exclama: “Oh mujer, grande es tu fe.”  Es un gran contraste que a sus discípulos les dice: “Hombres de poca fe.” Pero a esta mujer le dice. “Oh mujer, grande es tu fe.”

Tuvo que ser de una mujer no judía de quien el Señor dijese esto. Vaya un ejemplo a seguir nos da esta mujer. ¿Dirá de nosotros el Señor, “Grande es tu fe”?

Meditemos en cuán grande es nuestra fe.

Si Dios quiere, la semana que viene seguiremos sacando lecciones de este suceso.