Estamos seguros

2Pe.1:19-21

Hnos. y amigos, ¿no habéis observado cómo el mundo, la sociedad, se empeña en decirnos cómo hemos de vivir?

Se empeñan en decirnos cómo debemos vestir, como debemos hablar, cómo debemos cortarnos el pelo.

Cuánto debemos medir —especialmente las mujeres— (tanto de aquí, tanto de allá y tanto de más allá). —Cómo deben pintarse las uñas de las manos y los pies.

Nos diseña cómo debe ser muestra nariz, cómo debemos tener nuestros músculos.

Nos enfatiza los dibujos en la piel. (tatuajes). —Nos dice qué debemos comer, y qué no debemos comer. —Qué hemos de beber. —Qué música debemos escuchar. — Qué es aceptable y qué no  lo es.

Una de las cosas que hace con más empeño es enseñarnos a pensar. —Y lo cierto es que tiene mucho éxito.

Su interés es que todos pensemos de la misma forma que ellos nos enseñan por medio de los medios de comunicación, TV, Radio, Películas, reportajes y documentales, los periódicos, sus libros, etc.

Todos colaboran para que tengamos lo que se ha llamado un mismo pensamiento.

A esto se le ha venido en llamar “el pensamiento único”.

Los que “saben” de modas, nos dicen que se va a llevar este otoño-invierno. Nos dicen los colores, los tejidos, las formas, etc.

Los sabios nutricionistas nos dicen qué hay que comer, cómo hacer la comida, qué es bueno y qué es malo.

Curiosamente acabo de escuchar la semana pasada que hay que evitar el consumo de la carne de vacuno porque eso evitará que haya tantas vacas y disminuirá en consumo de agua y pastos, y será bueno para la ecología y el cambio climático.

Sin embargo, no encuentro a nadie que prohíba los miles y  miles de campos de golf que tienen que consumir billones de litros de agua diaria para que los aficionados y magnates puedan jugar un rato.

Estados Unidos: 15.370. —Reino Unido: 2.084. —Alemania: 747. — España tiene aprox. 437.

Y hay 206 países que tienen campos de golf.

Se necesitan aprox. unos 18 mil millones de litros de agua al año para regar un campo de golf.

Con el agua que necesita un solo campo se abastece a una ciudad de 200.000 personas todo un año.

Quizá me haya extendido demasiado en la introducción a mi tema de hoy.

Solo pretendo mostrar que estamos bajo la fuerte influencia de lo que se llama el pensamiento único.

Podemos llamarlo: “El pensamiento de los ciegos”.

Los grandes, poderosos e influyentes de este mundo, ya sean filósofos, políticos o especialistas de diversos temas, son los que nos dictan las pautas a seguir.

Y si no piensas como ellos dicen, entonces eres un retrógrado, inadaptado, contrario a lo que se llama correcto, un rupturista o rebelde contra la sociedad. —Y esto te convierte en enemigo de la sociedad.

Pero Hnos. los creyentes no debemos tener temor de ir contra la corriente de este mundo.

Vemos que los tiempos cambian. —Los pensamientos de la gente cambian.  —Su moral cambia.

—Sus principios cambian. —Hoy en día a lo bueno llaman malo, y a lo malo llaman bueno.

Pero, ¿qué ha de hacer el hijo de Dios? —Nosotros tenemos una pauta a seguir.

2Pe.1:19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro”.

Hnos. este versículo debe ser una referencia para saber hacia dónde debemos mirar. —En qué debemos fijarnos.

Hay una antorcha que nos guía en esta oscuridad tenebrosa en la que estamos viviendo hoy.

Los ciegos de este mundo, pensando ser sabios, pretenden conducirnos según sus opiniones y conclusiones.

Pero la guía que ofrecen tiene como destino una oscuridad cada vez más terrible.

La pregunta que me hago, es esta:

¿Por qué, teniendo nosotros la palabra profética MÁS SEGURA, les hacemos caso?

¿No nos basta con estar seguros en la Palabra de Dios?

— ¿No no es suficiente lo que ella nos enseña para vivir en este mundo?

—¿No son suficientes sus principios y enseñanzas?

El Señor nos habla de dos caminos: Uno ancho que lleva a la perdición. Otro angosto que lleva a la vida eterna.

¿Por qué hemos de vivir como los que van por el camino ancho mientras vamos por el camino estrecho?

Si queremos tener luz en un mundo que no sabe dónde va, tenemos la palabra más segura, ¡La Palabra de Dios!

Pero se nos dice que haremos bien en estar atentos a ella como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro”.

Lo mejor que podemos hacer es en estar atentos a su luz.

  —Pero lo contrario también hay que considerarlo: —Haremos mal si no estamos atentos a la antorcha.

Hnos. no vayamos a oscuras por este mundo de la mano de los ciegos. Tenemos una antorcha para la oscuridad.

El Señor dijo: Mat.15:14 “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo”. ¿Queremos nosotros caer en el hoyo? —Pues si no queremos caer en el hoyo miremos a la antorcha.