miércoles, noviembre 1

El después es lo que vale

Mar.4:1-9
Esta es una de las parábolas más conocidas de los Evangelios. Es fácil de entender que el sembrador es el que sale a predicar el Evangelio. Los demás son los que oyen el evangelio pero no hacen caso excepto el último. Sin embargo, aun siendo una parábola sencilla, los discípulos le preguntaron al Señor:

Ver.10

“Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola”.

La respuesta del Señor la encontramos en el Ver.13

“Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?”

Parece que esta respuesta del Señor nos habla de la sencillez y lo básica que es esta parábola.
Algo así como: Si no entendéis esta parábola, ¿cómo vais a comprender las otras parábolas?
Y es entonces que pasa a detallarles de una manera más comprensiva lo que les quería decir. Vv.13-20 LEER

Una cosa a destacar es que todos oyen el evangelio.
Ver.15 Los de junto el camino OYEN.
Ver.16 Los que fueron sembrados entre pedregales, HAN OÍDO.
Ver.18 Los que fueron sembrados entre espinos OYEN.
Ver.20 Los que fueron sembrados en buena tierra OYEN.

Todas estas diferentes personas OYERON la palabra predicada. La enseñanza parece clara, todos oyen el evangelio, pero no todos responden al evangelio. Y es que no es suficiente tomar una decisión. Hay muchos que buscan decisiones entre los incrédulos.

Les hablan del Señor y les dicen al final: ¿Quieres tomar una decisión? —Y eso está bien. Pero la parábola nos enseña que, tras haber oído, hay un después. Volvamos a leer los Vv.15-20

Ver.15

“Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones”.

Vv.16-17

“Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”.

Vv.18-19

“Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa”.

Estos afanes del siglo, el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas llegan después.
Al momento reciben la palabra; la oyen, la escuchan, pero hay un después de la decisión.

Ver.20
“Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno”.

Es evidente que este último es el que da fruto de su salvación. Estos son los que recibieron el mensaje, y Satanás no les pudo quitar la semilla que se sembró en sus corazones. Estos son aquellos que recibieron la Palabra de Salvación no tropiezan en las tribulaciones o persecuciones. Estos son los que perseveran a través de los afanes de la vida, el engaño del dinero y la codicia no ahogan la Palabra sembrada en su corazón. Estos son los que después de haber aceptado a Cristo como Salvador producen; dan fruto de su salvación.

Hnos., según esta parábola, tan sólo uno de cada cuatro que oyen la Palabra llegan a dar fruto.
De manera que no es tomar una decisión y ya está. Desde luego que tomar una decisión es el primer paso, pero el fruto de la salvación se ve después.

La pregunta en conclusión es esta:
Todos los que estamos aquí hemos oído el Evangelio —¡incluso muchas veces!
Pero ¿Cuáles son tus resultados después? ¿Estás dando fruto en tu vida y en la vida de otros?
No te fíes de una decisión de un día, fíate de la promesas de Dios y del fruto de tu vida.
La verdadera salvación da fruto. ¿Cuál es tu fruto?