“Dime La Antigua Historia” y “Grato Es Contar La Historia”

Por A. Sánchez

Durante los movimientos evangelísticos que se llevaron a cabo en Inglaterra por Whitefield y los Wesley a mediados del siglo dieciocho, los mejores receptores fueron las clases media y baja, sin embargo, a mediados del siglo diecinueve el evangelio también llegó a influenciar a las clases más altas.  Así debió ocurrir cuando los padres de la autora de la letra de este precioso himno conocieron al Señor.

Hija de un banquero en Chapman, en los alrededores de Londres, Arabella Hatherine Hankey, nacida en 1834 y conocida por sus amigos como “Kate”, fue la autora de los himnos conocidos en español como: “Dime La Antigua Historia” y “Grato Es Contar La Historia”.

A pesar de vivir acomodadamente tenía gran pesar por las otras niñas que no habían sido tan afortunadas.  A los 18 años comenzó una clase de Biblia para jovencitas. Las clases no duraron mucho, pero muchas de sus estudiantes conservaron su amistad por largos años. Algunas incluso asistieron a su funeral unos cincuenta años después de que se concluyeran las clases.

En 1866, cuando tenía 32 años, contrajo una enfermedad que la mantuvo convaleciente por muchos meses. Durante su larga recuperación compuso un poema sobre la vida de Cristo y su amor. Al parecer fue una poesía muy extensa que se componía de dos partes de cincuenta versos cada una. Le llevó concluirla desde enero hasta noviembre de aquel mismo año. La primera parte del poema se titulaba “La Historia Deseada”.  Parte de esta larga composición se escogió para componer el himno “Dime La Antigua Historia”. De la segunda parte titulada “La Historia Contada” salió “Grato Es Contar La Historia”, porque decía que aquel que conoce la historia de Jesús no tenía por menos que contarla.

Así es que estamos hablando en realidad de dos himnos diferentes que formaron parte del mismo poema.

La letra viajó a través del Atlántico hasta Estados Unidos donde se le puso música. El primero de los himnos, “Dime La Antigua Historia”, fue compuesta por el compositor que regularmente componía las músicas para Fanny Crosby, el conocido William H. Doane, autor de más de 2000 himnos. En una convención en Montreal, Canadá, el verso fue leído por el General Mayor Rusell, de Inglaterra. Doane quedó muy impresionado. Se aseguró una copia y poco después, mientras se encontraba de vacaciones en White Mountains, en 1867, compuso la melodía para aquel himno cuya primera estrofa y el coro dicen: “Dime la antigua historia del celestial favor: De Cristo y de su gloria, de Cristo y de su amor. Dímela con llaneza propia de la niñez, porque mi mente es flaca y anhela sencillez. Dime la antigua historia, cuéntame la victoria. Háblame de la gloria de Cristo y de su amor.” Este himno en España se hizo famoso desde el “Himnario de las Iglesia Evangélicas de España”.

La música del otro himno titulado: “Grato Es Contar La Historia”, la escribió William G. Fisher, un vendedor de pianos de Filadelfia, Pensilvania en 1869.

La letra de ambos himnos fue traducida por Juan Bautista Cabrera, traductor de muchísimos himnos al español.

Se dice que el estadista inglés William Ewart Gladstone, el que fuera Primer Ministro de Inglaterra, en una conferencia sobre “Ciencia, Industria y Arte”, dijo:

“Yo no menciono ninguna de estas cosas como el gran remedio para aliviar los dolores de la vida humana y combatir los males que corrompen el mundo. Si me preguntan cuál es el remedio para estas cosas, yo tengo que señalar algo que, en un bien conocido himno, se llama La Antigua, Antigua Historia, explicada en un antiguo, antiguo libro, y enseñada con una antigua, antigua enseñanza, que es el más grande regalo que se le ha dado jamás al genero humano.”

Cualquiera de los dos himnos ha provocado ambientes espirituales en las iglesias por muchos años. El sentir de aquella entonces joven mujer que amaba al Señor y anhelaba conocer y contar la historia se ha revivido en millares y millares de personas que se han identificado con ella. Valdría la pena entonarlos de nuevo. Para ello aquí están ambas letras.

Nos complace muchísimo escribirlas ya que, a menos que nos esforcemos por conservarlos, pronto estos himnos serán piezas de museo. Las “nuevas tendencias musicales” están barriendo con himnos e himnarios.  Pero me temo que los himnos en el cielo se parecerán más a los himnos tradicionales que a los de la “nueva ola”

“Dime La Antigua Historia”

Dime la antigua historia
Del celestial favor:
De Cristo y de su gloria.
De Cristo y de su amor.
Dímela con llaneza
Propia de la niñez.
Porque mi mente es flaca
Y anhela sencillez.

Coro

Dime la antigua historia,
Cuéntame la victoria.
Háblame de la gloria
De Cristo y su amor.

Dime tan dulce historia
Con tono claro y fiel:
Murió Jesús, y salvo
Yo quiero ser por Él.
Dime esta historia siempre.
Si en tiempos de aflicción
Deseas a mi alma
Traer consolación.

Dime la misma historia.
Cuando creas tal vez
Que me ciega del mundo
La falsa brillantez.
Y cuando ya me alumbre
De la gloria la luz
Repíteme la historia:
Quien te salva es Jesús.

“Grato Es Contar La Historia”

Grato es contar la historia
Del celestial favor;
De Cristo y de su gloria.
De Cristo y de su amor.
Me agrada referirila,
Pues sé que es la verdad;
Y nada satisface
Cual ella, mi ansiedad.

Coro

¡Cuán bella es esa historia!
Mi tema de victoria,
Es esta antigua historia
De Cristo y de su amor.

Grato es contar la historia
Que ayuda al mortal;
Que en glorias y portentos
No reconoce igual;
Me agrada referirla,
Pues me hace mucho bien:
Por eso a ti deseo
Decírtela también.

Grato es contar la historia
Que antigua sin vejez,
Parece al repetirla
Más dulce cada vez;
Me agrada referirla,
Pues hay quien nunca oyó
Que para hacerle salvo
El buen Jesús murió.