miércoles, noviembre 1

Cartas de Charles H. Spurgeon (VI)

Newmarket, 6 de abril de 1850.

Mi Querido Padre,

Estarás gozoso de oír esto, fui admitido como miembro. Oh, que de ahora en adelante pueda vivir más para la gloria de Él, por Quien me siento seguro de que seré salvo ¡para siempre jamás! Debido a mis escrúpulos por no ser bautizado, hace tiempo que no me siento a la mesa del Señor, y no puedo hacerlo en conciencia hasta que sea bautizado. Para alguien que no ve la necesidad de ser bautizado, es perfectamente correcto y propio participar de ese bendito privilegio; pero cuando yo tengo que hacerlo, me parece que me voy a caer sobre la pared, ya que me siento persuadido de que ésa es la forma que Cristo a provisto para que le profesemos. Estoy seguro que esta es la única visión que tengo del bautismo. Detesto la idea de que pueda hacer simplemente una cosa para mi propia salvación. Confío que siento suficientemente la corrupción de mi propio corazón para saberlo, en vez de hacer una “jota” para activar mi propia salvación; mi viejo y corrupto corazón me lo impedirían, de no ser que mi Redentor es poderoso, y obra como él quiere.

Desde el pasado jueves no he estado bien en mi cuerpo, pero debo decir que mi alma ha estado casi en el Cielo. He tenido oportunidad de ver mi título con claridad, y saber y creer que, antes de que uno de los pequeños de Dios perezca, Dios mismo dejaría de ser, Satanás conquistaría al Rey de reyes, y Jesús nunca más sería el Salvador de los electos. Las dudas y los temores me asaltan pronto, pero no me espantará encontrarme con ellos si mi Padre ha ordenado eso; Él conoce lo mejor. Si nunca fuese a tener otra visita de la gracia, y hubiese de tener dudas desde ahora hasta el día de mi muerte, aún así “el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos.”  Ahora veo el secreto, cómo es que podías ser capaz de sobrellevar las últimas pruebas. Esa fe es mucho más de lo que ninguno de nosotros merecemos; todo lo que está más allá del infierno es misericordia, pero esta es una poderosa. Si no fuese por todo por la soberana, electiva y todopoderosa gracia, yo, por una, jamás podría esperar ser salvo. Dios dice: “Tu serás”,  y todos los demonios del infierno, si quedasen sueltos para venir sobre el cristiano verdadero, podrían parar la obra de la soberana gracia de Dios, porque al debido tiempo el cristiano dice: “Seré”. ¡Oh cuan pequeño amor tengo yo por Quien tiene tal promesa para salvarme por medio de tan grande salvación, y por Quien ciertamente cumplirá su promesa!

Espero que el Señor esté obrando entre los que reciben mis tratados, y bendiga mi pequeño esfuerzo. He tenido gran interés y conversaciones muy animadas con muchos de ellos. ¡Oh, que pueda ver al menos un pecador constreñido que viene a Jesús! ¡Cómo anhelo el tiempo en que el señor me haga, como a ti, padre mío, un próspero predicador del evangelio! ¡Que el rocío de Hermón y el aumento del espíritu santo descanse sobre tus trabajos! Tu inmerecido hijo trata de orar por ti y por su madre, que la gracia y la paz estén con vosotros. ¡Oh, que el dios de misericordia incline el corazón de Arche hacia Él y le haga participante de Su gracia! Pregúntale si el me cree, que una gota del placer de la religión es más gratificador que diez mil océanos del placer de un incrédulo, y entonces pregúntale si no estaría deseoso de probarlo por experiencia. Da mi amor a mi querida madre…

La época de bautismos del Sr. Cantlow llegará en este mes, humildemente te pido tu consentimiento, ya que no quiero actuar en contra de tu voluntad y me gustaría tomar la comunión el próximo mes. No tengo duda de tu permiso. Somos todos uno en Cristo Jesús; las formas y ceremonias, confío, no nos dividirán …

Con mis mejor amor y la esperanza de que estáis todos bien.

Continúo, tu hijo afectivo,

no sólo en la carne, sino en la fe,

Charles Haddon Spurgeon

(Spurgeon tenía 15 años cuando escribió esta carta y se bautizó en Isleham Ferry)