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Mat.6:33-34 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34 -Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.

Sé que estos son unos de los versículos más conocidos de toda la Biblia.

Y resulta muy clara y evidente cuál era la intención del Señor al decirnos esto.

Hnos., nosotros tenemos un problema; en la forma en que vivimos. Tenemos este concepto invertido.

Nosotros solemos poner las cosas que el Señor promete añadirnos, al principio; luego el reino de Dios.

Pero hoy quisiera darle un enfoque distinto y una aplicación diferente.

No voy a hablar del trabajo o de las preocupaciones económicas que nos impiden poner el versículo al derecho.

Mi propósito es hablar de los hijos.

Estamos en un mundo que nos influye demasiado en nuestras decisiones.

La influencia que recibimos está basada en las dificultades económicas que, a nuestro juicio, tener un hijo podría significar.

Este mundo tiene casi por una desgracia el tener otro hijo.

De ahí es que los ratios de abortos están subiendo paulatinamente.

Si te paras a ver este asunto te darás cuenta que existe una gran contradicción a nivel de la sociedad en bloque.

Mientras que por un lado los abortos siguen aumentando, los inventos para poder tener hijos también continúan aumentando.

Parece incongruente a nivel social. —Sin embargo, a nivel individual parece muy comprensible.

Y es que hay muchas mujeres que quieren tener hijos y no pueden, y hay otras muchas que pudiendo tenerlos, no los quieren.

Pero en medio de estos dos bloques hay una franja de mujeres que no los tienen por causas económicas.

Pero, lo que es una lástima es que las mujeres cristianas sigan esta pauta tomada del mundo y sus circunstancias.

Hace poco, (el 28 de nov. 2018) escuché esta estadística. —3 de cada 4 mujeres querría tener al menos 2 hijos.

¿Por qué no los tienen? —Sencillamente, porque les sería un estorbo para sus planes y forma de vida.

Y esto puede parecer comprensible en un mundo que vive de espaldas a Dios.

Pero, ¿qué diremos de las mujeres creyentes? — ¡Aquellas que dicen poner su fe y confianza en el Señor!

¿En verdad están poniendo el reino de Dios en primer lugar?

Tal como dijimos hace algún tiempo: Si los hijos son herencia de Jehová, ¿por qué los impedimos?

Una de dos: O no creemos que son herencia del Señor, o no confiamos en que Él nos proveerá.

En muchos casos pensamos que primero tenemos que hacer provisión para ellos.

En otros casos pensamos que no podremos mantenerlos.

Pero mi pensamiento es que la filosofía de este mundo materialista ha calado en nosotros los creyentes.

Satanás nos está engañando con aquellas palabras tan sutiles:

“¿Con que Dios os ha dicho”…  que los hijos son herencia suya? —No lo creáis.

Mirad lo que cuesta criar a un hijo. Si tienes otro hijo ¿Cómo te vas a apañar?

Un hijo te destrozaría tus planes, tu economía, tu forma de vida.

Un hijo te daría mucho más trabajo y preocupaciones.

¿Cómo todo esto va ha ser herencia de Dios?

Hnos., los afanes de esta vida nos quitan de leer la Palabra, nos quitan de de orar, de ser fiel al Señor…

—y nos quita hasta de recibir los hijos que Dios quiere darnos.

Pero si nuestra confianza estuviera en el Señor, confiaríamos primero en el reino de Dios y esperaríamos de Él, para que, tal como el Señor nos promete: “todas estas cosas os serán añadidas”.

Buscar el reino de Dios es buscar hacer su voluntad. —Es buscar hacer lo que él quiere.

—Es poner las cosas de Dios antes que las nuestras.

Uno de nuestros mayores problemas como cristianos es que no nos atrevemos a probar a Dios.

Nos parece que, habiendo visto otros casos en los que los hijos no están bien cuidados, nos da temor de que a nosotros pudiera pasarnos lo mismo.

Personalmente no conozco de ninguna familia cristiana que tenga varios hijos, que no haya tenido lo suficiente para criarlos.

Pensar y calcular si podemos tener un hijo antes de tenerlo es lo contrario de lo que nos dice el versículo.

Es la voluntad de Dios que los matrimonios cristianos se multipliquen en la confianza de que el Señor irá delante.

Es cierto que existe la posibilidad de que tengas que rehacer tus planes económicos.

Puede que no tengas todo lo que crees necesitar. —Pero el Señor no te dejará.

Confía en su provisión y recibe los hijos que Dios quiere darte. —Él sabe lo que hace.